Son de Potosí y Sucre. Sufrieron episodios violentos y con su actitud se mostraron contrarios a avalar la estrategia del Gobierno.
La crisis comenzó a producir bajas en las filas de Evo Morales. Un gobernador, dos alcaldes y un senador, todos oficialistas, renunciaron este sábadoa sus cargos en medio de la ola de violencia tras la cuestionada reelección del presidente, demostrando queno están dispuestos a avalar al mandatario en la estrategia que decidió llevar adelante.
“No me voy a aferrar al cargo”, dijo el gobernador del departamento de Potosí, Juan Carlos Cejas. Al explicar el motivo de su renuncia, afirmó:“No voy a arriesgar a mi familia”.Y agregó que deja el cargo en “aras de la paz en la región”.
El alcalde de la ciudad de Potosí, cabecera de la región, Williams Cervantes, le siguió los pasos horas después con la idea similar de que “hay que pacificar el país”.
“Hemos escuchado el llamado del pueblo potosino, de los vecinos, somos una ciudad de paz; nos ha dolido mucho el atropello que ha sufrido el pueblo”, agregó el dirigente.
En la ciudad de Potosí los opositores han realizado huelgas y bloqueos de calles, al igual que en otras regiones del país, en rechazo a la reelección de Morales en las cuestionadas elecciones del 20 de octubre.
Cervantes y Cejas fueron hostigados en los últimos días por manifestantes opositores, quienes bloquearon el acceso a sus despachos, en la plaza de Armas de la ciudad.
Más tarde se plegaron a esta postura otras dos figuras: Iván Arciénega, alcalde de Sucre,la capital del departamento Chuquisaca y capital judicial del país, y Orlando Careaga, senador electo por Potosí.
“Hago conocer mi renuncia irrevocable al cargo de alcalde por una solución pacífica al conflicto que vive el país”, afirmó Arciénega en una breve misiva divulgada por medios y redes sociales, en la que pidió “que se restablezca la democracia, el orden constitucional y los plenos derechos de la gente”.
En un video publicado en Youtube, Careaga fundó su dimisión en el propósito de “evitar derramamiento de sangre, preservar la vida humana y pacificar el país”.
Con el estallido de diversos motines policiales, Bolivia vive las horas más tensas de un ciclo de protestas que comenzó en la noche del 20 de octubre, a raíz de sospechas de fraudetras congelarse la difusión del escrutinio de las elecciones presidenciales de ese día.
La autoridad electoral proclamó el triunfo en primera vuelta de Morales, que se postuló para un cuarto mandato consecutivo gracias a un fallo del Tribunal Constitucional y pese a que se lo prohíbe la Constitución y se lo denegó un referendo en 2016.
Pero al margen de esta crisis, desde hace más de un mes Potosí era escenario de protestas contra la decisión de Morales de entregar la explotación del litio a capitales alemanes, informó Clarín.