Por primera vez brindaron testimonio las personas que estuvieron presentes en aquella llamada en la que el jefe de la Casa Blanca solicitó a su par ucraniano que investigara los supuestos negocios en Ucrania del hijo de Joe Biden.
El hombre se sentó con su uniforme de gala y el pecho cubierto de medallas, entre ellas el “corazón púrpura” por su heroísmo en la guerra en Irak. Cuando un congresista lo llamó Mister Vindman, el militar lo frenó en seco: “Es teniente coronel Vindman”, advirtió, resaltando su rango que, a propósito, buscaba eludir el legislador.
En una atmósfera tensa, el veterano militar brindó este martes su testimonio en la tercera audiencia pública ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes que investiga al presidente Donald Trump por un posible impeachment. Quiso dejar en claro que declaraba “por sentido del deber” y que de esa manera continuaba sirviendo al país.
El teniente coronel del ejército Alexander Vindman, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional y Jennifer Williams, parte del equipo de asesores del vicepresidente Mike Pence, testificaron sobre la famosa llamada que hizo el presidente Trump a su colega de Ucrania Volodimyr Zelensky el 25 de julio, en la que el estadounidense le habría pedido “un favor” a cambio de desbloquear una partida de ayuda a ese país por 400 millones de dólares. Los testimonios de hoy complican más al presidente, que contraatacó con tuits denunciando un “fraude” y un “golpe” para sacarlo del poder.
Es que por primera vez brindaron testimonio las personas que estuvieron presentes en aquella llamada, en la que Trump solicitó al ucraniano que investigara los supuestos negocios en Ucrania del hijo de su rival en la campaña electoral, el precandidato Joe Biden.
Los demócratas buscan determinar si Trump “extorsionó” o quiso “coimear” al ucraniano para beneficiarse personalmente en la campaña electoral, algo que sería pasible de juicio político.
“Lo que yo escuché fue inapropiado”, dijo Vindman ante el panel. El oficial, que llegó de Ucrania con su familia cuando tenía 3 años, dijo estar agradecido de vivir en un país donde puede hacer denuncias contra el gobierno, algo que no se permite en otras partes del mundo. Dijo que hablaba por “el sentido del deber” y que las denuncias tenían “importantes implicaciones de seguridad nacional” para el país. Los republicanos buscaron de varias maneras resaltar el origen ucraniano del testigo para sembrar dudas sobre su lealtad a Estados Unidos.
Por su parte, Williams, funcionaria de carrera en el Departamento de Estado que ha trabajado para tres presidentes, fue muy específica sobre aquella comunicación presidencial. “Me pareció inusual esa llamada del 25 de julio porque, a diferencia de otras llamadas presidenciales que he escuchado, involucraba una discusión sobre lo que parecía ser un tema de política interna”.
Williams aseguró que, de una docena de llamadas presidenciales que había escuchado en su carrera, ésta era diferente. Vindman testificó que el contenido de la comunicación no tenía nada que ver con la guía que se le había entregado al presidente. “No me cabía la menor duda de que yo tenía que reportar esto”’, declaró Vindman. “Era inapropiado, era inapropiado que el presidente exigiera una investigación sobre su adversario político”.
Por la tarde declararon otros dos funcionarios que, en sentido contrario, buscaron señalar que nada anormal había ocurrido en aquella llamada. Es el caso de Tim Morrison, un asesor de seguridad nacional considerado un “duro” por sus posiciones políticas y leal al presidente Trump. También declaró Kurt Volver, ex enviado especial en Ucrania que dijo que debería haberse dado cuenta de los verdaderos motivos de Trump detrás de sus pedidos para que se investigue la empresa Burisma, donde trabajaba el hijo de Biden.
Estas audiencias decidirán en las próximas semanas si la Cámara Baja pide el impeachment al presidente, que debe ser “juzgado” por el Senado. En realidad, la destitución de Trump es hoy improbable porque en la cámara alta los republicanos tienen amplia mayoría. Pero el desfile televisado de estos testigos puede tener impacto en la campaña presidencial del año que viene, aunque no se sabe bien cuánto podrá afectar al presidente.
Los demócratas buscan pintar al presidente como un corrupto que no puede ser reelecto. Los republicanos creen que los estadounidenses, sobre todo en el interior del país, verán con espanto a los legisladores enfrascados en este proceso en lugar de estar aprobando leyes sobre temas importantes para los ciudadanos como salud, educación o impuestos. Y que eso los beneficiará en la reelección de Trump.
Las audiencias públicas prosiguen este miércoles con el testimonio clave del embajador ante la UE Gordon Sondland, que tuvo un protagonismo en la diplomacia “paralela” que denuncian los demócratas, informó Clarín.