Junto con la ONU y la Unión Europea, reclamaron que hoy mismo el gobierno interino y la oposición se reúnan. Y piden un urgente llamado a elecciones.
La Iglesia católica de Bolivia llamó este lunes al gobierno interino, a todos los partidos políticos y a la sociedad civil a un «diálogo» para poner fin a una crisis en la que está inmerso el país y que se tornó más violenta tras la renuncia de Evo Morales, presionado por la oposición y las fuerzas armadas.
Los obispos bolivianos, en coordinación con la Unión Europea y Naciones Unidas, llamaron a un diálogo este mismo lunes para «pacificar el país, y consensuar las condiciones de unas nuevas elecciones generales y los vocales para un nuevo Tribunal Supremo Electoral», mientras las protestas no cesaban en el país contra el gobierno interino.
El diálogo es el camino apropiado para superar las diferencias entre bolivianos», dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana, Aurelio Pesoa, en conferencia de prensa. «Celebrar elecciones transparentes es el mejor camino para superar las diferencias», agregó.
Al mismo tiempo, Pesoa llamó a los medios de comunicación y «líderes de opinión» a «bajar el tono de las declaraciones públicas para facilitar el diálogo y el entendimiento entre todos».
«Dios bendiga y ayude a todos, especialmente a los líderes políticos y sociales, para cumplir la responsabilidad personal e histórica que tienen en la pacificación del país, concluyó.
Los obispos propiciaron acercamientos desde la semana pasada entre el gobierno interino de la derechistas Jeanine Áñez y sectores afines a Morales, quien renunció el domingo 10 de noviembre y se asiló en México luego de que recrudecieran las protestas que denunciaban un fraude electoral en los comicios del pasado 20 de octubre.
También Jean Arnault, enviado del secretario general de la ONU, y un delegado de la Unión Europea se han reunido en los últimos días con el gobierno de Áñez y organizaciones sociales en un intento de restaurar la paz.
Denuncias de amenazas
En tanto, en medio de un clima todavía crispado, el ministro de Gobierno (interior), Arturo Murillo, denunció, sin aportar pruebas, que «un grupo criminal quiere atentar contra la presidenta» Áñez, quien, dijo, tuvo que suspender un viaje al interior del país: «Está en peligro su vida», aseguró. «Hay gente, por supuesto, venezolana, cubana, colombiana metida en esto, está el narcotráfico por detrás», agregó el funcionario.
A su vez, la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, acusó este lunes al ex presidente Morales de tratar de provocar confrontaciones entre bolivianos. «Lo que está causando es una convulsión. No es el pacificador (..), nos está chantajeando», declaró.
Vecinos de El Alto llamaron en tanto a cercar desde este lunes la ciudad vecina de La Paz, capital administrativa del país, para forzar «la renuncia inmediata» de Áñez, informó Clarín.