Se renovará el Parlamento, disuelto en septiembre por el presidente Martín Vizcarra. Incertidumbre y poco entusiasmo.
Cerca de 25 millones de peruanos están convocados este domingo en unas elecciones extraordinarias para zanjar su crisis política con la renovación del Congreso, disuelto hace cuatro meses por el presidente Martín Vizcarra ante la permanente obstrucción de la oposición que lideraba el fujimorismo.
Más de la mitad de los electores irá a las urnas sin tener claro su voto, según determinaron las últimas encuestas, producto del desencanto general con la clase política que llevó a más del 80% de los peruanos a avalar la decisión constitucional de Vizcarra de prescindir del Congreso.
El origen de la crisis es la reforma que Vizcarra prometió a los peruanos apenas asumió, en marzo de 2018, tras la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski poco antes de que el Congreso votara para cesarlo por su presunta implicación en el escándalo de corrupción de Odebrecht.
La sede legislativa se negó a aprobar la reforma política, que habría implicado un adelanto electoral, por lo que Vizcarra acudió a una controvertida maniobra para asegurar que al menos los peruanos tendrían la última palabra en las urnas.
El entonces primer ministro, Salvador del Solar, presentó una cuestión de confianza con la intención de que el Congreso, de mayoría opositora, rechazara al gobierno, lo cual, de acuerdo con la ley peruana, obligaría al adelanto electoral.
El Parlamento se negó siquiera a debatir y votar la cuestión de confianza, algo que Vizcarra interpretó como un rechazo tácito al gobierno, por lo que éste, con Del Solar a la cabeza, dimitió en bloque.
La cúpula parlamentaria respondió declarando la «incapacidad moral» de Vizcarra para seguir en la presidencia y designó a la entonces vicepresidenta, Mercedes Aráoz, como su sustituta temporal.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas y la Policía se alinearon con el jefe de Estado, lo que obligó al Congreso a recular. Así, se constituyó un nuevo Gobierno con Vicente Zeballos como primer ministro y se convocaron elecciones legislativas de carácter extraordinario para este 26 de enero.
Incertidumbre y apatía
Sumado a la fuerte abstención y los votos nulos, que pueden rondar entre el 30 y 35%, el pronóstico de estas elecciones resulta muy incierto y reservado para un Congreso que tendrá la misión de estabilizar el país, normalizar las relaciones con el Ejecutivo y encauzar los deseos de la población para combatir la corrupción.
A priori los comicios pueden dar como resultado un hemiciclo con mayoría de centroderecha deslindado del fujimorismo, lo que sería el escenario ideal para Vizcarra de cara a su último año y medio de mandato.
El hecho de que el oficialismo no presente candidatos en estos comicios hace que el mandatario aguarde una composición del Parlamento que concuerde con su ideario y esté comprometida con las reformas anticorrupción sin las reticencias constantes que le presentaba el fujimorismo. Lo contrario alargará más la crisis.
Bajo ese perfil puede incrementar su presencia en el Parlamento Acción Popular, el partido del ex presidente Fernando Belaunde Terry, que hasta ahora solo tenía cinco congresistas; y puede irrumpir el Partido Morado, creado recientemente por Julio Guzmán, una de las caras nuevas de la política peruana.
¿Castigo al fujimorismo?
Puede darse un voto de castigo al partido fujimorista Fuerza Popular, el más votado en 2016, pero cuyo capital social dilapidó al frenar las medidas anticorrupción del gobierno y revelarse donaciones irregulares de grandes empresas que llevaron a su líder Keiko Fujimori a prisión preventiva por presunto lavado de dinero.
En cualquier caso la formación inspirada en el ex presidente Alberto Fujimori no corre riesgo de desaparecer del Congreso e incluso el prorrateo de los votos blancos y nulos pueden darle mayor representatividad, como en 2016, cuando obtuvo el 39% de los votos pero acaparó el 56% del hemiciclo, con 73 de sus 130 escaños.
En la cuerda floja sí está el Partido Aprista Peruano (PAP), del ex presidente Alan García, que en el último Congreso fue el principal aliado del fujimorismo, y puede quedarse sin representación si no supera el 5% de los votos. En 2016 pasó esa valla por los pelos.
Una causa de la gran indecisión del electorado es la ausencia en las listas de las principales caras de la política peruana. Era una ocasión idónea para que los próximos candidatos a la Presidencia de Perú se luciesen en la vitrina del Congreso de cara a los comicios presidenciales, pero han preferido seguir al margen.
No se presentó Keiko Fujimori, que ya fue congresista en 2006, y cuyo escaño le daría la inmunidad para evitar volver a prisión preventiva como pretende la Fiscalía, ni tampoco el expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, que aguardan un posible juicio también acusados de lavado de dinero en el caso Odebrecht.
Tampoco se ha postulado la líder de izquierda Verónika Mendoza ni el mismo Julio Guzmán a pesar de que su Partido Morado se anticipa como uno de los grandes vendedores de estos comicios.
Candidato detenido
Apenas 24 horas antes de que comience la votación fue detenido Juan Sotomayor, candidato a congresista y ex alcalde del Callao, la ciudad portuaria de Lima, por presuntamente encabezar una red de cobros de trabajadores fantasmas en una empresa pública, como parte de una gran operación donde fueron allanados 29 inmuebles.
Sotomayor se suma así a los al menos 50 candidatos que se presentan al Parlamento mientras son investigados por la Justicia peruana por delitos diversos que van desde corrupción hasta narcotráfico y terrorismo.
En tanto, son muy pocos los congresistas del disuelto Congreso que intentan ser reelegidos a pesar de que la normativa electoral se lo permite para esta ocasión y se lo impide para las próximas elecciones de 2021. Por ello los partidos han optado por convocar a algunos rostros populares que puedan arrastrar un buen puñado de votos.
La izquierda, que concurre con dos formaciones distintas, ha enarbolado la bandera del feminismo y entre sus candidatos está Arlette Contreras, una de las víctimas más emblemáticas de la violencia machista en Perú y promotora en el país del movimiento «Ni una menos».
La ultraderecha se ha reagrupado en el partido Solidaridad Nacional, con la ex congresista fujimorista Rosa Bartra como su gran baza, aunque con escasas opciones de alcanzar la valla del 5%.
La jornada electoral se llevará a cabo desde las 8 hasta las 16 en más de 5.400 locales de votación a nivel nacional, donde habrá instaladas unas 84.000 mesas de sufragio, informó Clarín.