Si por algo es conocido Río de Janeiro es por albergar cada año uno de los mayores espectáculos del mundo, el Carnaval de Río, cuya fecha de celebración varía cada año (comienza cuarenta días antes de Pascua). Durante la celebración miles de turistas invaden las calles de Río para congregarse en el Sambódromo, donde se reúnen más de 50.000 personas para contemplar el desfile de las escuelas de samba más importantes de Brasil, representando cada una a un barrio o a una ciudad desde sus impresionantes carros alegóricos. Estas escuelas dedican todo el año previo a la celebración a preparar el desfile del año siguiente, con un tema que invita a la reflexión como eje conductor de su baile.
Pero durante los días que dura el Carnaval no solo vibra el Sambódromo, pues cada rincón de la ciudad es una fiesta donde bandas de música callejeras llenan de ritmo cada paseo y los blocos, grupos de personas disfrazados por temáticas, nos contagian su diversión. Además, durante el Carnaval también se organizan numerosas fiestas privadas, como la del Hotel Copacabana, una de las más emblemáticas.
No obstante, uno de los eventos más importantes del Carnaval de Río es el Baile del Municipal, donde se escoge el mejor disfraz de entre todos los participantes.
La principal función del Carnaval de Río, más allá de la propia celebración, es cultural, pues ayuda a mantener vivas las tradiciones históricas del país a través de un hermoso recurso artístico que no tiene igual en el mundo.
Alegría, música y color marcaron la pauta en la apertura oficial del Carnaval de Río de Janeiro, la fiesta más representativa de Brasil y el mayor espectáculo al aire libre del mundo, que comenzó este viernes con innumerables comparsas y mucha samba en las calles de la ciudad.
Los primeros blocos (comparsas) comenzaron a desfilar en la tarde de este viernes y atrajeron a miles de personas disfrazadas para sus fiestas gratuitas, entre ellos el de Las Carmelitas que dio la bendición a miles de personas para «sambar» sin cesar en la mayor fiesta de Brasil.