Un fabricante local de indumentaria está preocupado porque no llegan las telas para confeccionar su próxima colección. Una empresa local con una filial en China repatrió a todos sus empleados en cuestión de días. Un importador tuvo que encender los motores en su fábrica local para sustituir los productos del país asiático que van a tardar en arribar más de lo esperado. En algunas compañías hay cierta preocupación: está corriendo el tiempo dentro de los 90 días que dura la autorización para importar y los pedidos no llegan. Los efectos del coronavirus-que ya dejó más de 600 muertos en la nación gobernada por Xi Jinping- ya se sienten en la Argentina.
Los importadores ya venían de un freno por los feriados del Año Nuevo chino, que se celebra a fines de enero. En los últimos días, además, varias fábricas chinas en zonas afectadas por el virus cerraron sus puertas o redujeron sus jornadas laborales. Algunas de ellas, son proveedoras de insumos para fabricantes locales.
«No se acercan los socios en bandada, pero sí están preocupados los que sacaron anticipos para China, que tienen hasta 90 días para ingresar la mercadería por disposición del Banco Central -explica Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores (CIRA)-. El coronavirus va a complicar cumplir con los plazos».
Para justificar el retraso en el cumplimiento del plazo de 90 días, dice García, los importadores deberán conseguir la legalización consular de las explicaciones que lleguen desde China. Y cada documento certificado, adelanta, cuesta US$250.
En los pasillos de la Unión Industrial Argentina hay preocupación por las demoras en el embarque de materias primaspara la industria, especialmente en autopartes, químicos e insumos para la construcción. «No es masivo aún», reconocen voceros de la entidad.
Varios socios de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes, que importa alrededor del 10% de sus componentes desde el país oriental, reportaron que sus proveedores les comunicaron que «los tiempos se van a alargar», aunque aún no se sabe cuánto. Juan Cantarella, gerente general de la entidad, adelantó que presentará una nota al Banco Central para flexibilizar la normativa de los 90 días para estos casos.
Encontrar sustitutos no es fácil: «Hay procesos de homologación de piezas que requieren toda una serie de ensayos y validaciones que hacen que los proveedores no se puedan cambiar de un día para el otro», describe Cantarella.
Cambio de planes
Una compañía argentina de moda está preocupada por la importación de telas con la que fabricará su próxima colección. «Son telas que no tienen sustituto y que tienen mucho proceso industrial», explican. Aseguran que hablan todos los días con sus proveedores en China, pero que aún no saben cuándo se embarcarán los pedidos.
Mientras tanto, en Blue Star Group -dueña de las cadenas de accesorios Todomoda e Isadora- pusieron a toda máquina su fábrica local para poder surtir bien los locales. Martín Castelli, presidente de la compañía, explica que ante «pequeños retrasos» de proveedores chinosordenó estirar el surtido de la planta en la Argentina. «Se pudo arreglar con cambios en la logística y con la flexibilidad local», apunta.
Fuentes cercanas a la firma de electrodomésticos Newsan, que importan insumos desde China y exporta pesca hacia allí, aseguran que la compañía todavía no sintió ninguna consecuencia, pero que, en caso de que se prolongue la propagación del virus, esperan una caída en los volúmenes que afectaría la cadena de fabricación.
Una bodega que exporta vinos calcula que las ventas del sector al país asiático descenderán entre un 20% y un 30% en los próximos seis meses, pero que para aquellas que comercializan sus productos a través de portales de ecommerce la merma será menor, porque en las ciudades donde el virus creció y las personas están recluidas en sus hogares la compra digital es la única que crece.
«Depende de cuánto se prolongue»
En 2019, la Argentina le vendió a China productos por un total de US$7058 millones, el tercer destino en cantidades después de los bloques de Mercosur y la Unión Europea. La soja y la carne son los dos principales bienes que se envían allí. En tanto, el país recibe principalmente máquinas, calderas y productos químicos.
«El impacto en las importaciones y exportaciones va a depender de cuán largo se haga el proceso -describe Marcelo Elizondo, consultor en negocios internacionales y director de la consultora DNI-. Si dura tres meses, como sucedió con la gripe aviar o con el SARS, quizás no llegue la sangre al río».
Y advierte sobre un riesgo adicional: más allá de lo que suceda internamente, China es uno de los principales socios comerciales de la región, por lo que, de extenderse el proceso y por tanto el efecto en la economía, entonces las naciones de América Latina con las que comercia la Argentina también se verán complicadas, situación que terminaría impactando en los negocios argentinos.
Por: Sofía Terrile, señaló Clarín.