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Un grupo de jóvenes argentinos crearon un respirador artificial para combatir el coronavirus

Un grupo de jóvenes innovadores santafecinos (provincia que tiene dos de los mas de 200 casos positivos de la Argentina), agrupados bajo el nombre de Inventu Ingeniería, y junto a la Universidad Nacional de Rosario están terminando el prototipo de un respirador artificial de “bajo costo, específico para COVID-19 y que sea fabricable en escala”. Hoy, cuando se espera para abril un pico de infecciones y se teme que el sistema de salud pueda colapsar por falta de insumos, es una gran noticia.

“Más de cincuenta naciones declararon la emergencia sanitaria -explican-. La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), recomendó tener dos elementos fundamentales en cada terapia: un respirador artificiales (la joya más preciada de ese tesoro) y descartables para el paciente. La experiencia de España e Italia demostró que uno de los puntos débiles de los sistemas de salud es la falta de camas de terapia intensiva y de equipos de respiración asistida para tratar a entre el 5 y el 15 por ciento de los contagiados que desarrollan enfermedades pulmonares severas”.

Simón Carpman, ingeniero mecánico nacido en Paraná, de 34 años, será el vocero que lidere el proyecto. El equipo está conformado por: Darío Fernández (Ingeniero Eléctrico) Nicolás Amaro (Diseñador Industrial) Juan Alvarez (Ingeniero Electrónico), Ana Lombard (Diseñadora Industrial), Mariano Sáez (Ingeniero Mecánico), Albano Carle (Gerente) Ciro Civria (Técnico) Leonardo Contreras (Ingeniero Electrónico) Facundo Villegas (Técnico) José Verdini (Técnico), Germán Campero (Ingeniero Mecánico) y Roberto Bisso (Proyectos de Ciudades).

¿Qué hacen? De todo: diseño y modelado 3D, máquinas y mecanismos personalizados. Así, en sus tableros nacieron un bus híbrido, un trolebús eléctrico, un cargador para vehículos eléctricos, la implementación de alarmas comunitarias y de pánico, mobiliario urbano de alto impacto y también de productos que combinan salud, conciencia ambiental y gamificación, entre muchos otros.

Dentro de la corta edad que tienen ya recibieron el 1er y 2do premio en la Hackathon de Transporte Público en Dubai, en 2018. El 1er premio en la Hackathon Nacional de Transporte Público Rosario, en 2017. Y el premio de Google.org Awards por Innovación en TikkumOlam Makers (TOM) Makeathon, San Francisco, en 2015.

Cuando se les consulto  ¿cómo se les ocurrió? Respondieron a Infobae: “Y… viendo la tele. Arrancamos hace dos semanas. Vimos la faltante de equipos médicos, y empezamos a ver cómo podíamos fabricar respiradores. Nos dimos la cabeza contra la pared cuando descubrimos que acá no había insumos medicinales para hacerlos. Entonces dijimos ‘¿qué pasa si los podemos fabricar con componentes industriales standard, que abundan, de los que hoy hay más disponibilidad todavía por el hecho que la industria, en general, está parada’. Si bien hay algunas que están súper desbordadas, como la médica, hay un montón, como petroquímica, metalmecánicas, agroindustria, transporte, por ejemplo, donde se consiguen componentes fácilmente. Entonces, pensamos en hacer el respirador con los componentes que sobran en el mundo, y no con los que faltan, así lo podríamos replicar. Hoy el problema para fabricar un equipo no es la mano de obra ni la capacidad productiva de la fábrica, son determinados componentes que están saturados y se necesitan para, por ejemplo, medir el flujo de aire lento y a bajo caudal.”

Aseguran que “podrían sacar 100 por día” y también afirmaron que el prototipo no está patentado. ¿Por qué? “el mundo cambió. No estamos mirando mucho que parte de la torta nos toca. Queremos que funcione”, respondió un integrante del equipo.

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