En un relato descarnado y lleno de lágrimas, Gladys “La Bomba” Tucumana confiesa la angustia con que vive la pandemia. La cantante se solidarizó con sus colegas: “Me destruye el alma porque están vendiendo sus instrumentos. Estoy ahogada, tuve que sacar mis ahorros para que a mi mamá no le falte nada. Yo estoy mal y ellos están peor”.
La voz de la cantante más popular de la provincia tiembla del otro lado de la línea. Las palabras se le agrietan entre lágrimas, se le ahogan en la garganta y salen de a borbotones desde lo más hondo. Quien habla ya no es La Bomba que pone a todos los tucumanos a bailar con sus canciones. La que habla es la Gladys más humana y descarnada. No la estrella etérea de la marquesina, sino la persona que vive y sufre. Habla y lo hace con el corazón en la boca. Lo que dice, lo dice sin vueltas: “Estoy re afectada por esto. Estoy devastada, triste, lloro todos los días, extraño mucho a mi hijo”.
Desde su casa en barrio Modelo donde se encuentra pasando la cuarentena y cuidando a Adela, su mamá enferma, Gladys “La Bomba” Tucumana charla con eltucumano.com para contar cómo está atravesando la pandemia y el aislamiento obligatorio: “Mi madre dentro de todo está bien, pero igual una tiene miedo por todo esto que está pasando. Hace mucho que no lo veo a Tyago, mi hijo. Eso me preocupa, a él también ahora se le cayó su trabajo. No somos los únicos, es muy triste todo lo que le está pasando a la humanidad”. De la preocupación y la angustia por los suyos, la artista pasa a la desazón que le genera la situación en que se encuentran sus colegas, los músicos de Tucumán y de todo el país: “Hace más de un mes que estamos sin trabajar. Es bien duro y bien difícil para mí, que trabajo desde hace 35 años y que soy una artista que ha trascendido la provincia, imaginate para mis colegas tucumanos. Me destruye el alma porque me enteré que están vendiendo sus instrumentos. Estoy ahogada, tuve que sacar mis ahorros para que a mi mamá no le falte nada. Yo estoy mal y ellos están peor. No sé qué va a pasar si esto sigue así”.
Sin la posibilidad de subirse a los escenarios y sin una perspectiva de volver a hacerlo dentro de pronto, la industria de la música y sus principales protagonistas, los músicos, viven horas de angustia. Esa tristeza es la que carga la voz de Gladys que se humedece ahora de lágrimas: “En el ambiente nuestro, el de la música tropical, hacer un show en un baile no es mucha plata. Ya era difícil con el anterior gobierno llevar a un artista a tocar porque la gente no tenía un mango y con este no llegamos ni a saber porque sucedió lo del virus. La comida es carísima, ya era cara y ahora más. Mi mamá usa un concentrador de oxígeno y no sabés lo que pago de luz. No somos ricos, todos vivimos al día. Yo trabajo un fin de semana, vuelvo y a esa plata la gasto durante la semana, compro cosas, pago la tarjeta. Esa es mi vida real, no tengo otra”.
Con sus palabras, la cantante busca derribar los mitos construidos en torno a su figura: “No es que tengo mucha guita ni estoy salvada, tengo una casita linda, de barrio, que hice arreglar, y un vehículo, pero de ahí en más riquezas no tengo. Actrices que son re grosas hoy no pueden pagar el alquiler, qué me queda para mí que soy una triste cantante. Que alguien me explique de qué voy a vivir. Yo vivo de cantar y de alegrar a las personas y no sé cuándo podré volver a hacerlo. Hay músicos que son ricos, pero no es esa la realidad de la mayoría de la gente que trabaja haciendo shows. La gente que hace música necesita un montón de cosas. Por eso le pido al Presidente y a los que están al frente del país que nos ayuden porque los músicos vivimos al día. No hablo por mí, hablo por todos los músicos tucumanos y del país, yo estoy triste por todos ellos”.
También aprovecha la ocasión para desmentir a aquellos que aseguran que tiene un cargo político: “Yo soy La Bomba Tucumana, no tengo ningún puesto político. Vivo de mi trabajo y del sudor de mi frente. Toda mi juventud se la entregué a la música, lo único que quiero es trabajar para vivir”. Confiesa que tampoco ganó mucho dinero con su participación en el ciclo Bailando por un sueño que conduce Marcelo Tinelli: “La plata del Bailando ya no existe porque la gastaba viviendo en Buenos Aires. Te pagaban un sueldo de nada y yo tenía que pagar el hotel, todo. La gente fantasea y los artistas a veces dejamos que fantaseen para mantener cierto status”.
Hoy Gladys pasa sus días en cuarentena cuidando de su madre, limpiando su casa, cocinando, haciendo actividad física y arreglando las plantas de su jardín. También revela que hace poco descubrió Tik Tok, la red social que hace furor entre los adolescentes y donde sube de vez en cuando videos porque, según cuenta, la sacan de la tristeza. Pero, si hay algo que la cantante hace a diario desde que comenzó la cuarentena, eso es rezar: “Rezo bastante. Yo soy católica, pero también escucho a la gente de otras religiones”. En la oración encuentra un refugio para las horas de angustia que le toca vivir: “Yo estoy re preocupada, me preocupa la salud de todo el mundo. No quiero ver más las noticias y tuve que acudir a la psicóloga porque tengo ataques de pánico. Pero no quiero que mi mensaje sea pesimista, estamos en manos de Dios y que la gente que ha hecho cosas malas se arrepienta y se vuelque a Dios así puede liberar al mundo de esta pesadilla horrible que estamos viviendo”, señaló El Tucumano.