«¿Dónde nos habíamos equivocado?; ¿Dónde había estado la falla? Cuántos en ese vagón seguirían creyendo en la salvación. Un billete de lotería, un gran robo, un invento genial cualquier cosa dios mío, menos esa mansedumbre con la que nos dejábamos llevar al matadero.»
Roberto (Lorenzo Quinteros) en «Últimas imágenes del naufragio»
Bien podría adaptarse ese monólogo con el que comienza «Últimas imágenes del naufragio» a la triste realidad que atraviesa Chubut, ya que puede sintetizar el momento histórico que se respira tras las bambalinas del poder provincial.
Algo cambió en la última semana. Nadie atina a describir exactamente qué es, pero subyace en un ambiente que se percibe como enrarecido con solo mirar los colores del otoño chubutense.
Según se dice en los mentideros del poder -donde reina la más absoluta incertidumbre, la duda y la saña- al gobernador le soltaron la mano. Nadie habla mucho ni tampoco se contestan mensajes desde Fontana 50.
Se vive un clima de final de ciclo. Los supervivientes del poder se sienten observados y solamente procuran cometer equivocaciones que los eyecten en esta etapa que algunos se animan a describir como el peor momento de la gestión Arcioni.
La calle
Con un malestar creciente en toda la provincia, la marcha que convocan los gremios estatales promete ser multitudinaria a pesar de realizarse durante un día feriado. «Es esa foto la que buscamos» repite una y otra vez Goodman a cuanto parroquiano le pregunta.
Sobre el final del día sábado comenzó a circular una colecta de firmas para solicitar la renuncia del gobernador. Una sensación similar al «que se vayan todos» de 2001 se percibe en el aire.
A favor de Arcioni juega el hecho de que hasta ahora ningún actor relevante del espectro político se le ha parado abiertamente enfrente. Sin embargo, tal vez lo que la política tradicional percibe como una fortaleza terminará siendo el punto más débil del desdibujado gobernador.
La razón es simple: cuando un proceso de oposición creciente desborda y no tiene una conducción más o menos clara uno sabe dónde empieza la cosa, pero nunca dónde o cuándo termina.
Otro dato complicaría un poco más la relación del oficialismo con la Legislatura, ya que el recientemente creado interbloque llamado Grupo de los 9 prontamente tendría que cambiar de nombre porque es altamente probable que se sume al espacio una diputada con relaciones cercanas con Empleados de Comercio. De ese modo, «Los miserables» pasarían a ser 10.
Palacio partido y errores mayúsculos
Las manifestaciones crecientes no constituyen el único frente que atormenta a Arcioni. Uno de sus grandes problemas radica hoy en las intrigas e internas desatadas dentro del gabinete.
El viejo zorro del desierto patagónico Rafael Cambareri -hombre de confianza carnal y príncipe de asesores de Arcioni- no está en condiciones de seguir el ritmo de las desgastantes pujas intestinas.
Las torpezas del ministro más político del gabinete, el poderoso menguante en Seguridad Federico Massoni detonó en tan solo una semana una alianza estratégica en el campo local y la vía con un interlocutor directo con Buenos Aires que evitaba pasar por la mesa de entradas del massismo.
El operativo «Humo luminoso» fue casi un producto de la casualidad, pero la espectacularidad con la que le gusta manejarse al ministro Massoni le terminó jugando en contra por la velocidad y contundencia con que se viralizó la información por las redes sociales. Cuando se dieron cuenta de que la casa allanada era de Héctor González ya era tarde. Días más tarde, otro operativo también por posesión de marihuana en Playa Unión puso en jaque la continuidad de un importante ministro del gabinete.
Esa fue la gota que colmó el vaso, según aseguraron a EES habitantes antiguos de Fontana 50.
Cruce entre ministros y policías agobiados
La cuestión es que cuando el miércoles pasado el ministro Massoni expuso su idea de levantar los controles de tránsito en toda la provincia quien puso el grito en el cielo fue el ministro de Gobierno Grazzini.
Massoni sabe que tiene una interna feroz en la policía por fuertes cuestionamientos acerca de quiénes cobran y cómo se pagan los adicionales de la fuerza; tema que ya reveló El Extremo Sur.
Tras semanas de exhibir una presencia territorial muy fuerte, la policía del Chubut comienza a dar signos de cansancio. Las carpetas médicas se repiten hasta el punto de que no resulta posible cumplir con todos los requerimientos, y las presiones de los intendentes en estado de furia terminan explotando en el escritorio del ministro de Seguridad.
El entredicho que cruzó a los ministros de Seguridad y Gobierno fue zanjado por el propio gobernador dándole la razón a Grazzini. «No podemos levantar los controles», dijo secamente Arcioni. Esta situación determinó que de un día para otro el expendio de certificados de circulación quedara en manos de Gobierno desde el viernes pasado. A sabiendas de que no posee el personal necesario para esta tarea, Grazzini limito el horario administrativo a los días laborales únicamente.
Massoni percibe que ya no tiene el apoyo necesario del gobernador, y se lo ha comentado a algunos de sus colaboradores más cercanos. Hay definiciones que parecen inminentes por estas horas.
Lo cierto es que quien tuvo el papel protagónico de enfrentar lo que el oficialismo llama «el golpismo judicial» fue el ministro de Gobierno, quien desplazó de la centralidad a Massoni, el acostumbrado vocero de Arcioni.
Torres Otalora siempre en escena
También tuvo repercusión la bomba que detonó un ex empleado de la hoy ministra de acción social Torres Otarola (ver artículo aparte) quien aseguró que la ministra le retenía el 80% de su sueldo cuando fue empleado suyo en la legislatura cuando la actual ministra era diputada (2015- 2019).
No es la primera vez que la ministra es noticia por este tipo de cosas. Meses atrás se la acusó de haber designado a su niñera como funcionaria para no pagarle el sueldo de su bolsillo.
La semana pasada desde EES se analizó en detalle una sospechosa compra directa de alimentos por varios millones de pesos. Basta ver las reacciones de los ciudadanos en los comentarios.
El banco que no banca
El viernes explotó otro escándalo con el flamante y no asumido presidente del Banco del Chubut, quien ahora afirma que se irá si la Legislatura no aprueba su pliego en dos meses.
El directorio de la banca provincial parece ser el botín en disputa entre los nuevos actores económicos de la provincia, ya que cada uno ha logrado colocar un director.
En concreto, el futuro (?) presidente del Banco Chubut ofreció arreglar una disputa por comisiones de seguros al director por los accionistas trabajadores bancarios. El hecho incluyó gritos y amagues de violencia entre dos señores mayores.
Mientras eso ocurría, el banco le descontaba el saldo de la tarjeta 365 a los empleados públicos del tercer rango de un magro adelanto de 25.000$ que pagó el Ejecutivo. Sin discutir que todos deben pagar las deudas, tal vez fue poco oportuno e irritante descontar la tarjeta del primer dinero que los trabajadores del tercer rango veían en 60 días como consecuencia del atraso salarial que tiene la provincia con sus empleados.
Evidentemente para la nueva comisión directiva este punto no resulta importante, pero sí quién prestará el servicio de los seguros. Será por el reparto de las comisiones, seguramente.