El viernes 10 de abril, cuando Alberto Fernández anunció que la cuarentena se prolongaría dos semanas más, hizo una comparación con las cifras de los otros países de la región, como Chile y Brasil, que no cayó bien del otro lado de la Cordillera de los Andes. Y dos días después presentaron desde La Moneda el informe «Coronavirus: Chile versus Argentina», realizado por el ingeniero comercial Pablo Eguiguren, quien fuera el jefe de gabinete del Ministerio de Economía en el inicio del segundo mandato de Sebastián Piñera.
En la nueva extensión del aislamiento comunicada el 8 de mayo, el presidente volvió a referirse a Chile al destacar que el número de casos confirmados en Argentina alcanzó a 5.611, muy por debajo de los 26.000 casos que Chile tenía el viernes. «Con esto, uno puede mostrar el éxito que hemos tenido como sociedad para controlar la pandemia. Entiéndase que es éxito en el control. Hasta acá lo hemos hecho bien», dijo. Y esta vez tampoco tardaron en responder desde el país vecino.
Fue el ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, el que lo hizo y calificó como «inconducente» comparar a su país y Argentina en el combate contra el coronavirus, pese a que ambas naciones llevan el mismo periodo enfrentando al coronavirus luego de presentarse el primer caso el 3 de marzo.
Al respecto, Mañalich declaró que «es correcto que si Argentina hace bien las cosas, tenga un buen resultado, y eso no tiene que ser un motivo de comparación, ni envidia, ni estropear las relaciones internacionales».
«Evidentemente compararlos es muy complejo porque nosotros testeamos masivamente», contraatacó. «Quiero recordar -subrayó- que desde que pasamos los 20 mil casos, Chile es uno de los países que más exámenes realiza. En promedio, realiza ocho veces lo que realiza Argentina».
Con lo expuesto, el ministro Mañalich concluyó que «es prematuro e inconducente comparar realidades que a lo mejor son incomparables».