Las transferencias de los juveniles Gonzalo Montiel y Lucas Martínez Quarta a Europa permitirán al club de Núñez mejorar su situación económica.
Las probables transferencias de los juveniles Gonzalo Montiel y Lucas Martínez Quarta a Europa, cuando se reactive el mercado de pases en un fútbol en receso debido a la pandemia de coronavirus, serán el gran antídoto de River Plate para paliar la crítica situación financiera que atraviesa, potenciada por la inactividad total del club en los dos últimos meses y sin fecha concreta de reapertura.
En ese contexto, Montiel y Martínez Quarta, dos piezas fundamentales en la estructura del equipo «millonario» que dirige Marcelo Gallardo, tienen estipuladas cláusulas de rescisión que rondan los 20 millones de dólares y con contratos que expirarán el 30 de junio de 2021, y son los más buscados desde el «Viejo Continente», en tratativas que se activarán ni bien se produzca la reapertura del libro de pases.
Las ventas de los juveniles de las divisiones inferiores, aún a riesgo de debilitar el equipo de Gallardo, ya que tanto Montiel como Martínez Quarta son titulares en la línea defensiva del equipo, sería una solución para mejorar las finanzas del club, un recurso al que River apeló a lo largo de la historia y se potenció en los últimos tiempos.
En un repaso histórico, el fenómeno se inició con la venta de Enrique Sívori en 1957 cuando recibieron 10 millones de pesos para construir la tribuna que le faltaba al Monumental, y River seguirá en estos tiempos echando mano a las inferiores para sostener competitividad y el orden económico.
En lo que va del mandato de Rodolfo D´Onofrio las ventas de jugadores surgidos de las inferiores fueron el principal ingreso del club con poco menos de 100 millones de dólares que le permitieron al club primero acomodar la economía y luego diagramar planteles con figuras.
La primera etapa del ciclo de D´Onofrio tuvo como gran salvataje para los problemas financieros que sufría tras la gestión de Daniel Passarella, la venta de Manuel Lanzini en 8.300.000 millones de dólares a Al-Jazira de Arabia Saudita en el mercado de pases de mediados de 2014.
Luego de los logros del 2015, River cerró las ventas de Germán Pezzella en 5 millones de dólares al Betis en dos pagos y las más fuertes se originaron con las idas al Everton de Ramiro Funes Mori en 14 millones de dólares y de Matías Kraneviter al Atlético Madrid en 8.800.00 dólares.
En tanto, el entonces juvenil Emanuel Mammana, quien no tenía continuidad en el equipo titular de Gallardo y que no había superado los 50 partidos en primera, se marchó en 2016 a Olympique de Lyon en 9.300.000 dólares, junto al colombiano Eder Balanta, quien también había hecho las divisiones inferiores en el club y emigró al Basilea de Suiza a cambios de 4 millones de dólares.
Otros jugadores surgidos del club pero que pudieron tener continuidad como Alex Barboza, pasó a Independiente luego de un préstamos en Defensa y Justicia, mientras que Giovanni Simeone, el hijo mayor del «Cholo», fue prestado a Banfield y sus muy buenas actuaciones le sirvieron para ser vendido por River al Genoa en 10 millones de dólares.
La lista de ventas que logró rearmar lo que fue el exitoso equipo del 2018 la encabezó también otro juvenil del club, el delantero Sebastián Driussi, vendido al Zenit de San Petesburgo a fines de 2016 en una importante suma: 16.300.000 dólares.
Finalmente, Exequiel Palacios, la última venta importante de River a fines de 2019, pasó al Bayer Leverkusen de Alemania en 18.500.000 de dólares y le dio una mano inmensa a la tesorería del club para solventar no solo los gastos del fútbol, sino de las demás actividades que desarrolla la institución.
Otros jugadores del club durante este periodo también aportaron pero con montos menores fueron Daniel «Keko» Villalva, vendido al Veracruz de México en 1.500.000 dólares, Víctor Cabrera al Monteral Impact de Canadá en 1.300.000 dólares, Augusto Solari a Racing en 2.000.000 de dólares y Tomás Martínez al Sporting Lisboa, de Portugal, en 1.300.000 dólares.
De manera que en épocas de crisis económica y financiera, River apela nuevamente a vender a sus joyas de inferiores, dándole continuidad a un proyecto infanto-juvenil que tiene como cabeza visible a Gustavo Grossi, el responsable de formar a casi 400 chicos en todas las divisiones inferiores, y de fluido contacto con el «Muñeco» Gallardo.