Psicólogos de clubes de Primera División aseguran que los futbolistas precisan mayor motivación y resilencia ante la angustia, la depresión y la incertidumbre generadas por la falta de competencias debido a la pandemia del coronavirus, lo que se combina de forma negativa con el «aislamiento social y la inquietud por los contratos a vencer».
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«Desde que supieron que los torneos, seguramente, no se jugarán por un largo teimpo hubo que hacer cambios para mantenerlos motivados en la continuidad de sus entrenamientos, como hubo que hacerlo al comienzo de la cuarentena, para no decaer en lo físico ni en lo anímico», apunta Andrea Ricagno, en declaraciones a Télam, sobre la tarea realizada en Racing Club.
Entre esos cambios, la licenciada en Psicología del Deporte y Neurociencia contó: «Días pasados, con Martín (Bressán, el preparador físico) a los jugadores los hicimos participar de un juego a través de las aplicaciones haciéndoles escuchar a la hinchada de Racing para que entrenaran como si estuvieran en el estadio».
Ricagno sostuvo que «si el deportista no entrena pierde la capacidad de reacción y de concentración, por eso el trabajo en grupo on line es positivo porque mantiene la buena la relación social entre el grupo y el cuerpo técnico», a lo que agregó: «La motivación interna entre los compañeros es fundamental para seguir con el trabajo».
Por su parte, el colombiano Carlos Gutiérrez, hoy en Independiente, valoró el enfoque «sobre el concepto de resiliencia para sobreponerse a un contexto de adversidad. Por eso en el cronograma de actividades se incluyen variantes y se procura que mantengan una buena comunicación con la familia y los seres queridos, con pautas para manejar la ansiedad, mejorar la técnica de relajación y el control del estrés».
El especialista en neurociencia, sumado al cuerpo técnico de Lucas Pusineri por haber trabajado juntos en Cúcuta y Deportivo Cali, reveló que desde lo mental, lo que inquieta a todos «es desconocer cómo van a reaccionar y cuáles van a ser los miedos a los cuales se verán expuestos los jugadores cuando vuelvan los entrenamientos en el campo».
Por eso, Gutiérrez se preguntó: «¿Cómo se van a ubicar en una barrera en un tiro libre? Ahí va a ser imposible mantener la distancia recomendada y van a existir temores inconscientes al contagio. ¿Por qué? Se trata de un instinto de supervivencia natural».
A la vez, Gustavo Goñi (Gimnasia y Esgrima La Plata) opinó: «Se debe tratar de que no se depriman, haciéndolos comprender que lo que sucede es algo histórico, distinto y que por la pandemia deben cuidarse manteniéndose bien desde lo físico y lo mental , como seres humanos más que como futbolistas en particular, que para esto luego tendrán la pretemporada».
Ante la probabilidad de que en junio muchos jugadores queden libres al vencer sus contratos, el psicólogo del «Lobo» entiende que esta situación «resultará más angustiante para los que queden sin contrato porque a la falta de competencia le sumarán la incertidumbre para su futuro y el aspecto económico de cómo mantenerse».
Goñi detalló que la atención a los futbolistas «debe ser personalizada vía on line porque no se puede hacer en conjunto, para respetar las necesidades o inquietudes de cada uno, que suelen ser diferentes a la grupal».
A criterio de Raúl Salas (Estudiantes de La Plata) «ahora empieza la etapa de la saturación, con un cansancio psíquico, por lo que junto al cuerpo técnico se necesita revaluar los objetivos de entrenamiento para que no decaigan».
El propio licenciado en asistencia social, a cargo de los requerimientos personales tanto de los profesionales como los del fútbol juvenil del «Pincha», destacó que «en esta instancia se le debe prestar más atención a los que viven solos, para ofrecerles mayor contención y para mitigar el aislamiento, pueden mantener la relación social con sus compañeros de equipo por contactos telefónicos».
Por último, los especialistas consultados por Télam resaltaron que esta época de aislamiento supo ser valorada por la mayoría de los jugadores «para descubrir otros intereses o capacidades, como el de perfeccionarse en cocinar; leer libros de distintas temáticas, incluida la filosofía; practicar yoga; encarar algún curso a distancia; colaborar en trabajos comunitarios y ayudar a sus hijos en las tareas escolares», entre otras alternativas.