Una mujer de 30 años murió de Covid-19 cuando estaba sentada en un avión a punto de despegar en un aeropuerto de Arizona rumbo a Texas, en Estados Unidos, a fines de julio, según informaron las autoridades.
La víctima -que sólo fue identificada como una habitante de Garland, Texas- murió cuando el avión aún se encontraba en la pista y se desconoce si sabía o no que estaba infectada por coronavirus. Las autoridades tampoco precisaron en qué vuelo ni qué línea aérea ocurrió el caso, indicó el sitio BuzzFeed.
La mujer tenía condiciones de salud que la convertían en persona de riesgo. “La víctima comenzó a sentirse mal y tener problemas para respirar por lo que miembros de seguridad del avión le suministraron oxígeno”, declaró el juez del condado de Dallas, Clay Jenkins, al canal NBC5.
Aunque el caso ocurrió el pasado 25 de julio, las autoridades locales no fueron notificadas de que estaba relacionado con el coronavirus hasta hace pocos días, por lo que decidieron hacerlo público ahora.
Jenkins dijo que la muerte de la mujer fue un “recordatorio de que no hay restricción de edad para el coronavirus”.
“Recomiendo encarecidamente a las personas que no piensen que son invencibles frente al COVID porque no están en una categoría de alto riesgo”, dijo.
Si bien las tasas de COVID-19 fueron más altas entre los adultos mayores al principio de la pandemia, esa tendencia cambió a las personas entre 20 y 29 años de junio a agosto, según un estudio reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC.
Otro estudio de los CDC encontró que 1 de cada 5 personas de entre 18 y 34 años que habían dado positivo por COVID-19 no se había recuperado después de algunas semanas y podrían tener una enfermedad crónica, apuntó BuzzFeed.
ACI e IATA piden medidas “coherentes”
El Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) difundieron un comunicado conjunto en el que pidieron a los gobiernos un “enfoque coherente” .
Para el sector, “la clave” de un regreso seguro de los pasajeros reside en el despliegue a gran escala de test antes del embarque, como alternativa a una cuarentena a la llegada a destino. Algo que ya se está probando en Milán, Roma, Fráncfort, Bruselas y Londres, así como en países del Golfo, entre Hawái y el Estados Unidos continental, en Canadá, en Bogotá, en el aeropuerto de Sao Paulo-Guarulhos en Brasil y en Asia, según la IATA y la organización de aeropuertos ACI.
Las compañías aéreas también afirman que la superposición de medidas de seguridad sanitarias para los pasajeros (distancia, mascarilla, procedimientos desmaterializados, desinfecciones) combinadas con los sistemas avanzados de ventilación y la filtración de aire de las cabinas ponen a los pasajeros a resguardo de un contagio.
“El riesgo de contraer COVID-19 durante un viaje [en avión] es realmente muy muy bajo”, aseguró el doctor David Powell, consultor médico para la IATA.
Las aerolíneas, en crisis
La caída de ingresos para las compañías aéreas en el primer semestre fue de cerca del 80% con respecto al año anterior. Tras una ligera mejora en julio, el tráfico volvió a reducirse en septiembre y las reservas para el último trimestre anuncian un fin de año más que sombrío, con una caída del 78% con respecto al año pasado, según la IATA.
En Asia, las compañías improvisan originales ofertas para rescatar sus cajas. En países como Japón, Taiwán o Australia ofrecieron “vuelos hacia ninguna parte”, que despegan y aterrizan en el mismo aeropuerto, lo que provocó críticas de los defensores del medioambiente.
Y Singapore Airlines ofrece cenar a bordo de un A380 inmovilizado en la pista, por un precio que va desde los 33 a 400 euros (de 38 a 468 dólares), con un éxito “extraordinario”, según la compañía que entrega también bandejas de comida a domicilio.