El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció que firmará un decreto para adquirir vacunas contra el coronavirus pero aclaró que quien decida inmunizarse deberá firmar un compromiso de responsabilidad en caso de efectos colaterales.
“Debo firmar en las próximas horas un decreto liberando 20.000 millones de reales (unos 4.000 millones de dólares) para la compra de vacunas”, dijo Bolsonaro la noche del lunes al hablar con militantes.
“Habrá que firmar un compromiso de responsabilidad, porque el laboratorio Pfizer, por ejemplo, dice que no se responsabiliza por los efectos colaterales”, agregó.
Bolsonaro insistió en que la vacuna no debe ser obligatoria, pero puso la responsabilidad en cada ciudadano y no en la autoridad reguladora que debe aprobar o no las vacunas, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
“Si hay gente que quiere tomar, que tome; si tiene algún problema, la responsabilidad es de la persona”, afirmó Bolsonaro, quien destacó que la población que tiene buen estado físico y de salud no corre riesgos.
“No hay que preocuparse por el que está bien de salud, la preocupación es con los ancianos, los que tienen alguna enfermedad, los gorditos”, afirmó el presidente.
Entretanto, epidemiólogos repudiaron la declaración de Bolsonaro.
“Estamos hablando de una vacuna que debe tener un registro adecuado de seguridad comprobada. Por lo tanto no se justifica pedir firmar un compromiso. El objetivo de eso es hacer inviable una campaña de vacunación”, dijo a los medios Carla Domingues, epidemióloga del Ministerio de Salud responsable de campañas de inmunización.
Según la especialista, “en lugar de ir a la televisión y a las redes a hacer una campaña de esclarecimiento sobre la importancia de la vacunación, el Presidente se posiciona sobre que la vacuna no es importante, que puede hacer mal y que la población no debe vacunarse”.
Además de ser un negacionista de la gravedad del coronavirus, al que alguna vez calificó de “gripecita”, Bolsonaro mantiene una disputa política sobre la vacunación contra la Covid-19.
Su Gobierno forma parte del consorcio de la vacuna de AstraZeneca que desarrolla la Universidad de Oxford, pero aún se niega a ponerle fecha a la vacunación, al a vez que ya ha rechazado públicamente, por motivos “de origen”, la vacuna que desarrolla el paulista Instituto Butantan con el laboratorio chino Sinovac.
Esta disputa tiene que ver con el gobernador de San Pablo, Joao Doria, uno del los rivales dentro del espacio de derecha del primer mandatario.
Doria ya anunció que el 25 de enero, si Anvisa lo aprueba, iniciará la vacunación de los 46 millones de paulistas con la Coronavac de forma unilateral, más allá de la política del Ministerio de Salud federal.
El Presidente, en la conversación con los militares oficialistas, en la puerta del Palacio de la Alvorada, residencia presidencial, defendió el “tratamiento preventivo” contra el coronavirus tomando el antiparasitario ivermectina e hidroxicloroquina, una droga contra la malaria.
“Acá en el Gobierno hubo 200 contagiados y todos tomaron cloroquina. Ninguno fue al hospital. En el África subsahariana hay pocos casos graves de Covid-19 porque la gente tomó cloroquina contra la malaria y logró curar las dos enfermedades. Aquí hay gobernadores que rechazan el kit preventivo nuestro”, se quejó el mandatario que contrajo la enfermedad, en julio pasado.
En tanto, el Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia judicial de Brasil, exigió al Ministerio de Salud colocar una fecha de inicio y fin de la campaña de vacunación para 2021 en un plazo de 48 horas.
Pero la cartera conducida por el general Eduardo Pazuello respondió que no puede planificar hasta que Anvisa reciba pedidos formales de registro de vacunas para su aprobación.
Fuente: Télam