Un informe elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte a los países de América Latina que deben tomar «decisiones urgentes» para afrontar la vuelta a clases en escuelas seguras, ya que en la actualidad 3,1 millones de niños no tienen acceso al agua potable ni en las escuelas ni en sus hogares.
“La región tiene la urgente necesidad de planificar y definir acciones prioritarias para garantizar la seguridad de las operaciones escolares y la atención educativa a las poblaciones más vulnerables”, destaca el informe y asegura que mientras más se demore las vuelta a las clases presenciales «más crecerá la exclusión y se incrementarán las desigualdades».
Garantizar escuelas seguras, con infraestructura escolar, acceso al agua y saneamiento; tener recursos humanos adecuados, mejorar la educación remota con el acceso a TIC y conectividad y financiamiento de la educación, son los principales puntos que destaca el informe para no incrementar la desigualdad educativa.
En lo que respecta a la infraestructura escolar, el reporte de la Unesco y el BID destaca que la mayoría de los países «no cuentan con escuelas capaces de garantizar el distanciamiento físico necesario» y que en la actualidad «aproximadamente 3,1 millones de estudiantes de nivel primario no tienen acceso a servicios de agua potable en el hogar ni en la escuela».
Respecto a los recursos humanos, el informe destaca que la implementación de modelos híbridos «puede implicar la necesidad de incorporar nuevos docentes con otra formación», por lo que advierte de la necesidad de una «adecuada planificación» de la demanda y la oferta de docentes y de mejorar la formación de los maestros a esta nueva realidad.
En cuanto al acceso a la tecnología, el reporte señala que el 85% de los países de la región usó la plataformas en línea para seguir educando a distancia pero
«el acceso a los recursos tecnológicos en los hogares y en las escuelas es deficiente».
En este sentido, precisó que el 46% de las niñas y niños de entre 5 y 12 años vive en hogares que no tienen conexión a Internet; y sólo el 62% de las escuelas de nivel primario y 75% de las escuelas de nivel secundario disponen de equipamiento informático.
Y concluye que para lograr un financiamiento basado en criterios de equidad hay que robustecer los sistemas de información.
Actualmente «el 42% de los países de América Latina y el Caribe todavía usa algún tipo de formato físico (como formularios de papel) de manera total o parcial para el levantamiento de datos».
Sabine Riegle-Aubourg, jefa de la División de Educación del BID afirma que este reporte es una voz de alerta y “un llamado de atención acerca de la imperiosa necesidad de planificar cuidadosamente las políticas educativas.»
Y destacó que será clave «la capacidad de los países por definir acciones prioritarias que permitan garantizar la seguridad de las operaciones escolares y priorizar la atención educativa para las poblaciones más vulnerables.»
Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) indica que «hoy, más que nunca, es preciso mantener los compromisos con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y su Objetivo 4»
«Una inversión suficiente, oportuna y eficiente será indispensable para reducir los impactos actuales y futuros de la pandemia en la educación y evitar una catástrofe generacional”, indicó la funcionaria de Unesco.