La megaminería no es un camino de desarrollo. No es ni puede ser sustentable. No puede formar parte de ningún plan que pretenda beneficiar al pueblo argentino. No en Chubut, no en La Rioja, no en Catamarca ni en San Juan, Jujuy, Mendoza o ninguna otra parte.
Están a la vista los estragos que genera, como lo son la destrucción de las comunidades y la contaminación irreversible de las aguas y la tierra, el desconocimiento y subversión sistemática de las reglas democráticas más elementales, la represión de la protesta y la violencia contra quienes defienden sus derechos y los de la naturaleza, entre otros. Está clarísimo, en el mundo entero, que la megaminería no resuelve el hambre ni el desempleo, ni tampoco las graves situaciones que provoca el sistema de deuda perpetua, sea a nivel nacional o provincial.
No obstante, en estos últimos días el presidente ha reafirmado en varios escenarios, la decisión de su gobierno de seguir promoviendo la megaminería tóxica, saqueadora y endeudadora. En San Juan y La Rioja, apuntó a las “infinitas riquezas” a aprovechar e hizo caso omiso de sus nefastas consecuencias, reales y potenciales. Pero el gesto presidencial más explícito fue el renovado respaldo al avance de la megaminería en algunas zonas de la provincia de Chubut.
Desde Diálogo 2000 expresamos nuestro apoyo a esta Iniciativa Popular y a toda la lucha del pueblo de Chubut y de otras provincias del país, contra el extractivismo megaminero. Es un camino equivocado, una falsa solución, en Chubut o donde sea. Igualmente equivocada es la pretensión de gobernar a espaldas de la gente, sin consulta o contra la voluntad expresada.
No es casual que horas antes de recibir al gobernador de Chubut, el presidente tuvo una “conversación excelente” con la directora ejecutiva del FMI. Resaltó después el compromiso mutuo de trabajar “para una economía mundial más justa e inclusiva.” Bonitas palabras en ambas reuniones, lejos de reflejar lo que realmente son las políticas que impulsan: envenenamiento y saqueo, empobrecimiento, crímenes contra los pueblos y la naturaleza, impunidad. La megaminería, el endeudamiento y el FMI, no son caminos de justicia e inclusión.
Existen alternativas a la megaminería, como vienen señalando los pueblos de Chubut y de otras provincias amenazadas. También hay alternativas, como recién se ha mostrado en el Juicio Popular a la Deuda y al FMI, a seguir “honrando” una deuda fraudulenta que nunca benefició a la Argentina y que el pueblo no debe. Sumemos fuerzas para abrir mejores caminos.
Por Diálogo 2000