El incremento de casos en las últimas dos semanas hizo que la AFA dispusiera el regreso a Fase 1. Los dirigentes creen que con más controles bajarán los contagios. ¿Puede frenarse la actividad como sucedió entre marzo y octubre? El botón rojo que nadie quiere apretar.
Ni en las oficinas de la Liga Profesional ni en las de la AFA tienen el número preciso. La razón es simple: la cifra siempre está cambiando. En cada día y cada hora que transcurre hay jugadores del fútbol argentino que se suman a la lista de contagiados por Covid-19. La segunda ola también llegó a las canchas.
En las últimas dos semanas, en los equipos de la Copa de la Liga hubo al menos 78 nuevos contagios de coronavirus, a lo que hay que sumarle la muerte del presidente de Patronato, Miguel Ángel Hollmann, quien estaba internado desde enero.
Como sucede a nivel general, el crecimiento sostenido de casos generó que la AFA anunciara este martes el regreso a Fase 1, lo que implica que se suspenderán las concentraciones, cada futbolista deberá ir a los entrenamientos en su auto particular y no se utilizarán los vestuarios ni antes ni después de cada práctica o partido.
Este retroceso –confían en el plano dirigencial– es un intento para evitar que la actividad se suspenda totalmente, como ocurrió entre marzo y octubre del año pasado. “Creemos que si ajustamos el control rápidamente se ordena”, decían el lunes por la noche desde el entorno de Claudio “Chiqui” Tapia.
El martes ya lo hicieron oficial a través de un comunicado de AFA: “En consonancia con los lineamientos de la política sanitaria llevada adelante por el Gobierno Nacional, esta asociación insta a los clubes, jugadores y jugadoras, miembros de las instituciones y a toda la familia del fútbol en general, a cumplir de forma estricta con los protocolos sanitarios oportunamente aprobados”.
Fuente: 442 Perfil