El pueblo está en las calles, exigiendo que sus representantes lo representen. El mensaje es muy claro: pide la inmediata derogación de una ley ilegítima e impopular.
El gobierno no debe seguir fingiendo que ese reclamo popular no existe, ni debe continuar con su intento de demonizar a «un grupo violento». No es un grupo: es mucha gente. Son familias enteras, manifestándose en toda la provincia.
La voz del pueblo se manifiesta con claridad en el «No es No», porque exige que se respete su voluntad de tener otro futuro que el que el extractivismo minero le quiere imponer, porque ya ha dicho demasiadas veces «No». Porque hasta el mismo gobernador reivindicó ese «No a la megaminería» cuando estaba en campaña.
-El pueblo dijo «No», en los ‘90, cuando se opuso a la instalación de un basurero nuclear en Gastre.
-Volvió a decir «No», en 2003, mediante el plebiscito de Esquel.
-Volvió a decir «No» en infinitas manifestaciones y movilizaciones durante más de 20 años, a lo largo y a lo ancho de la provincia.
-Repitió «No», cuando, en 2014, presentó el primer proyecto de Iniciativa Popular en la historia de Chubut, avalado por 13.000 firmas. Todos recordamos cómo la Legislatura honró esa iniciativa (la fotografía del diputado Gustavo Muñiz simboliza lo peor de la política).
-Repitió «No» el año pasado, cuando presentó el segundo proyecto de Iniciativa Popular para prohibir la megaminería en todo el territorio, avalado por 30.000 firmas juntadas en plena pandemia. Pese a todo, la legislatura no trató el proyecto, simplemente lo descartó de manera absolutamente irrespetuosa.
-Repitió «No», a través de los múltiples pronunciamientos y reclamos de las comunidades mapuche-tehuelche, incluido el recurso de amparo presentado este año para impedir la aprobación del proyecto de zonificación.
-También dijo «No» cuando respaldó a candidatos políticos que manifestaban oponerse a la megaminería y cuando, en cambio, rechazó a los que hablaban a favor. El gobernador Arcioni, el vicegobernador Sastre y todos los diputados que están en la legislatura lo saben. El resultado electoral obtenido por Puratich y Massoni, los únicos candidatos en las últimas elecciones que se pronunciaron a favor del proyecto de zonificación, también es claro. El pueblo dijo nuevamente «No».
– Ese «No» es respaldado por las instituciones científico-tecnológicas. La Universidad Nacional de la Patagonia, el CENPAT-CONICET, la Universidad Tecnológica Nacional, la Universidad de Chubut y el INTA, entre otros organismos, pidieron que el proyecto de zonificación no sea aprobado. Y ahora piden su derogación.
-El pueblo repite «No» en las voces de las asambleas de vecinos, de los colegios de profesionales de la salud, de la Iglesia, de los sindicatos no disciplinados por el gobierno, de los movimientos sociales, de muchos sectores políticos y culturales.
Pero el gobierno se tapa los oídos. Finge que esa voz no existe. Pretende acallarla con discursos que hablan de diálogo y democracia, mientras, en la calle, desata la represión.
Ha traicionado al pueblo. Ha deshonrado su compromiso electoral. Se ha vendido al lobby minero.
No tiene legitimidad para hacer lo que hizo.
Además, ha violado marcos legales superiores, como el Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú.
Ahora, tiene dos caminos: persistir en su burla a la democracia e incrementar la indignación y la violencia, o asumir el error y derogar la ley.
Hace unas horas, el gobernador dijo: «Jamás doy marcha atrás». Pero eso no es cierto: cuando estaba en campaña aseguró que se oponía «rotundamente» a la megaminería y que iba a luchar en contra de ella, sin embargo, después giró 180° y fue para el lado contrario. Y esa marcha atrás es el origen del conflicto que atraviesa toda la provincia.
Y, si no es él quien impulsa la rectificación, que algunos de sus asesores o de lxs legisladorxs intente sacarle las manos de los oídos, para que escuche al pueblo. Y, si no es el gobierno provincial, que preste atención y actúe el gobierno nacional. Aunque el presidente ha apoyado este proyecto de zonificación, él o alguno de sus asesorxs con dos dedos de frente o un poco de ética, debe decir: «Basta de represión, basta de avalar estafas electorales. El pueblo ha hablado y a dicho que No».
Los representantes del pueblo deben estar con el pueblo. Al darle la espalda, confirman su lealtad al lobby minero. Porque hay otro futuro y eso es lo que nunca se ha querido discutir.
Por eso, todos debemos sumarnos a exigir la derogación de la oscura e ilegítima ley de zonificación minera y repetir: «No es No».