Dicen inclusive que al vehículo de alta gama que le asignó la institución cuando formaba parte de la cúpula policial lo utilizaría como si fuera de él, para llevar a su novia de un lado a otro por ejemplo. Tampoco le correspondería seguir teniendo custodia y sin embargo entre cuatro y cinco policías tienen que hacerle vigilancia las veinticuatro horas del día.
Gómez Ocampo está acostumbrado a tener actitudes de sinvergüenza.
Cuando era oficial en Puerto Madryn –hace ya unos cuantos años– se llevaba a la casa vehículos secuestrados por la Justicia en causas por narcotráfico (justamente) y los usaba como propios. Una vez lo denunciaron porque en uno de esos autos llevaba o iba a buscar al trabajo a quien en ese entonces era su mujer, cuando su relación con el actual ministro del Superior Tribunal de Justicia Daniel Esteban Báez era casi como de hermano.
Fue unos años antes que trascendieran esas inquietantes fotos de ambos con el narcotraficante Omar “El Cura” Segundo, con quien se encontraban seguido o comían asado en el marco de una relación de la que deberían haberle dado explicaciones a la ciudadanía que hoy se escandaliza porque una jueza aparentemente beso a un preso en una visita en la cárcel y nunca se ha conmocionado por los sospechosos encuentros entre un narco traficante de cocaína –actualmente condenado a 9 años de prisión— un comisario (El Tero Gómez) y un fiscal –hoy ministro de la Corte provincial (Báez).
“El Tero” Gómez Ocampo no debería tener más custodia, tendría que desocupar la casa oficial en la que actualmente viviría con su novia en Rawson y también debería devolverle al Estado el vehículo que anda usando. Además de otros elementos que tendría en su poder y que le pertenecerían a la institución que deshonró, tras ser nombrado irregularmente subjefe de Policía.
Son varias las denuncias de personal de jerarquía de la misma fuerza que lo ponen en evidencia y que advierten que “El Tero” Gómez –como aquellos delincuentes a los que no les gusta respetar la Ley– estaría incurriendo en una sucesión de delitos por los que debería ser denunciado por las actuales autoridades de la Policía, si no devuelve lo que no es de él.