Junto con los menores de edad, son el grupo de mayor riesgo al calor, la exposición solar y las altas temperaturas. Debido a la próxima ola, es útil recordar una serie de consejos.
Estamos en plenaola de calory la Argentina es un horno: máximas récord durante toda la semana. Sin dudas, es momento de cuidar a quienes más sufren los cambios de temperatura: los adultos mayores, las personas inmunodeprimidas y los menores de edad.
Los adultos mayores deben cuidarse especialmente en los días de altas temperaturas, en los que las condiciones pueden generar consecuencias y malestares tales como deshidratación, piel seca, roja y caliente, pulso rápido y fuerte, náuseas, calambres y pérdida del conocimiento, que puede llevar -en casos extremos- al coma y la muerte.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN),en la Ciudad de Buenos Aires, la temperatura estará entre 36 y 42 grados centígrados durante casi toda la semana. Lo mismo pasará en el Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Paraná y La Pampa.
Golpe de calor: qué es y cuáles son los síntomas
“El golpe de calor es el aumento de la temperatura del cuerpo por exposición a altas sensaciones térmicas. Puede ser provocado por una estancia prolongada al sol o por la realización de ejercicios vigorosos en ambientes con poca ventilación o muy calurosos”, señaló Julio Bruetman, jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Británico.
Estas situaciones de mucho calor pueden llevar a que la persona sufra una rápida pérdida de líquido y sales corporales que son esenciales para la vida. “Un cuadro así puede dar lugar a una deshidratación, lo que daña el buen funcionamiento del organismo y genera diversos síntomas”, añadió. Según el especialista del Hospital Británico, algunos de los signos físicos son:
Sed y boca pastosa o seca.
Aumento de la temperatura del cuerpo por encima de lo normal.
Sudoración excesiva.
Sensación de sofoco.
Disminución de la sensación de orinar.
Debilidad.
Desmayos, mareos o convulsiones.
Calambres.
Piel seca.
Náuseas y/o falta de hambre.
Dolor de cabeza o embotamiento.
Confusión.
“La deshidratación puede suceder en cualquier grupo etario, pero tienen más probabilidad de padecerlo, y aún en formas más graves, los adultos mayores y los niños y niñas”, aclaró el especialista.
A su vez, sostuvo que, en el caso de las personas mayores, la regulación del agua, sales y temperatura se modifican con el envejecimiento. También puede suceder que la sensación de sed esté disminuida y la liberación de calor ante temperaturas extremas sea más lenta e inadecuada. Por eso el control de la temperatura corporal es menos preciso y se necesitan temperaturas muy altas para que la persona reconozca el calor.
“Esto es lo que pone en riesgo a la persona mayor, fundamentalmente a los más frágiles -de más de 75 años-, ya que pueden llegar rápidamente a la deshidratación por tener dificultades para reconocer las altas temperaturas y, por lo tanto, no tomar la cantidad de líquido necesario para esas circunstancias”, advirtió.
El golpe de calor se da en el momento del sofoco (agudo) o con el correr de los días (subagudo). “Lo que debemos hacer cuando sospechamos que estamos sufriendo esta situación es actuar rápidamente bajando la temperatura corporal con una ducha de agua fría, paños fríos o hielo. Además, iniciar la rehidratación por boca con agua en pequeñas cantidades y llevar a la persona, que quedará en reposo, a un lugar fresco y con buena circulación de aire. Frente a estas situaciones, están contraindicados los medicamentos para bajar la temperatura”, indicó.