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La emoción de Francisco en el funeral de Benedicto XVI: “Tuvo sabiduría, delicadeza y entrega”

El papa Francisco presidió en la Plaza San Pedro el funeral de su predecesor Benedicto XVI ante miles de personas que buscaron darle el último adiós al pontífice emérito que murió el sábado a los 95 años. Al despedirlo, destacó que Benedicto XVI tuvo “sabiduría, delicadeza y entrega”.

“Es el pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fuera su pastor”, planteó Francisco durante la homilía de la misa dedicada al pontífice alemán, quien renunció al trono de Pedro en 2013 tras 8 años de pontificado.

En su mensaje, de hecho, Francisco pareció aludir a la renuncia de Benedicto y, tras citar un texto de San Gregorio Magno, recordó “la conciencia del pastor que no puede llevar solo lo que, en realidad, nunca podría soportar solo y, por eso, es capaz de abandonarse a la oración y al cuidado del pueblo que le fue confiado”.

Benedicto XVI renunció por problemas de salud y luego de una serie de crisis internas por la filtración de documentos secretos y escándalos vinculados a los abusos por parte de miembros del clero. Los últimos años de su vida los pasó recluido en un monasterio de los jardines vaticanos, en el que murió el 31 de diciembre.

”Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años”, agregó Francisco en la ceremonia que comenzó a las 9.30 de Roma en medio de un fuerte operativo de seguridad.

Un funeral histórico, pero no “de Estado”

Es la primera vez en la historia moderna de la Iglesia que un Papa en funciones despide a uno emérito. Tras la ceremonia, el cuerpo de Benedicto XVI fue enterrado en la cripta de la basílica de San Pedro, en la que fue la tumba de Juan Pablo II hasta su canonización en 2011.

Al tratarse de las exequias de un papa emérito, el funeral no fue considerado “de Estado”, por lo que solo hubo delegaciones oficiales de Italia y de la Alemania natal de Joseph Ratzinger, aunque una decena de jefes de Estado y representantes de monarquías europeas asistieron a la ceremonia “a título personal”.

Minutos antes de las 9, cuando la niebla presente en Roma hacía aún imposible distinguir la famosa cúpula de la Basílica, el féretro con el cuerpo de Benedicto XVI fue depositado en la explanada de San Pedro para que los fieles recen el “Rosario”, una oración católica, en su homenaje.

Dado que Joseph Ratzinger renunció a su ministerio antes de morir, su funeral respeta parte de la liturgia reservada para los papas, pero “con algunas diferencias”, explicó el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Se guardó, eso sí, la tradición de colocar en el féretro de ciprés las medallas y monedas acuñadas durante su reinado, así como los palios obtenidos.

Benedicto XVI será enterrado además con un “rogito”, un pergamino que describe los momentos más destacados de su vida en el que el Vaticano quiso destacar que el pontífice emérito “luchó con firmeza contra los delitos cometidos por representantes del clero contra menores o personas vulnerables, llamando continuamente a la Iglesia a la conversión, a la oración, a la penitencia y purificación”.

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