Las investigaciones sobre la aparición de restos humanos en las viseras de un tiburón que pertenecían a Diego Barría tienen hoy más dudas que certezas. Hay muchos interrogantes que no encuentran respuestas aunque tal vez algunas cuestiones comiencen a dilucidarse cuando estén completos los exámenes en los restos encontrados y las pericias en la zona y en el cuatriciclo en el que se conducía el joven. Lo cierto es que, de acuerdo a lo que pudo averiguar Red43 extraoficialmente, el primer interrogante surge respecto a por qué solo había restos en uno de los tres tiburones que los pescadores lograron sacar del mar ese día.
Por eso, según las versiones se consultará a expertos de entidades científicas sobre el comportamiento de estos animales marinos. Tampoco se encontraron restos de ropa cuando se sabía que Diego estaba bien abrigado y tenía una gruesa campera. Era muy abrigada, y grandota.
Y una de las mayores incógnitas: ¿tiene signos de mordedura el trozo de brazo encontrado? Encontrar una respuesta a esto será vital para comenzar a entender que fue lo que realmente pasó. Esto es: si el cuerpo fue arrastrado por la marea después de algún tipo de accidente o si ocurrió algo que tenga que ver con el aspecto criminal, en lo que dicho sea de paso, insiste la familia.
Por el momento no se han encontrado, según pudo saber este medio, signos de criminalidad. Tampoco que el cuatri haya chocado con otro vehículo de acuerdo a las primeras pericias. El casco de Diego apareció roto (cosa lógica si tuvo una caída) pero hay otro detalle importante: el joven tenía un par de anteojos en un estuche color blanco que su madre le había dado. Los anteojos estaban rotos (lo cual también sería lógico) y el estuche cerrado. Pero hay un detalle: una de las patillas se encontraba partida en dos pero no estaba dentro del estuche según las versiones. Y esto es lo que genera otra de las dudas.
Hasta el momento no hay signos de que haya habido pelea o algo por el estilo, pese a la insistencia de la familia de que no se trató de una muerte casual: insisten en que a Diego lo mataron y después lo arrojaron al mar. Y finalmente: en una de las paradas que realizó Diego donde había otros pescadores había armas de fuego. La policía está investigando si en el cuatri había signos de algún impacto. Según pudo saber Red43 se utilizarán perros en las investigaciones que se siguen realizando en toda la zona de Rocas Coloradas.
Diego Barría tenía dos hijos y era amante de la pesca. Estaba en pareja con Virginia Brugger y trabajaba en una empresa petrolera. El sábado (18 de febrero) que desapareció circulaba con su cuatriciclo por la zona conocida como Ricas Cloradas. La madrugada del 26 de febrero dos pescadores concurrieron a Prefectura Naval de Caleta Córdova, en Comodoro Rivadavia informando que habían pescado tres cazones (una de las especies de tiburón) de 1.50 metros. En las viseras de uno de ellos, encontraron restos de piel humana donde se podía identificar un tatuaje de una rosa, color rojo y blanco y con una inscripción ilegible, presuntamente un nombre de mujer. Pertenecían al joven Diego Barria. La familia reconoció el tatuaje. Ahora surgen todas las incógnitas.