La reforma laboral impulsada por el Gobierno abrió un nuevo frente de discusión al plantear la creación de los Fondos de Asistencia Laboral (FAL), un esquema que financiaría las indemnizaciones por despido con recursos que hoy forman parte del sistema previsional
Según estimaciones citadas por Infobae y otros especialistas, la medida implicaría una transferencia multimillonaria desde la ANSES hacia las empresas. Fuente: información extraída de Infobae Ámbito.
Qué son los nuevos fondos y cómo se financiarían
El proyecto enviado por el Ejecutivo prevé que todas las empresas, salvo dos ramas específicas, aporten el 3% de la masa salarial bruta de cada trabajador a los Fondos de Asistencia Laboral. Esos recursos se usarían para cubrir indemnizaciones por despido sin causa, mientras permanecen invertidos en instrumentos autorizados por la CNV.
Aunque la norma indica que se trata de aportes empresariales, el proyecto establece que ese 3% se descontará directamente de las contribuciones patronales al SIPA, lo que en la práctica funciona como un traslado automático de dinero desde la ANSES hacia los FAL.
Según el abogado laboralista Gustavo Ciampa, estos fondos representan “una reedición del esquema de las AFJP”, ya que “entidades privadas manejarán recursos públicos con fines de lucro”.
Cuánto dinero se transferiría desde la ANSES
Las estimaciones sobre el impacto de la medida son contundentes. De acuerdo con cálculos citados por especialistas económicos:
- La transferencia desde la caja jubilatoria podría ubicarse entre USD 2.600 y USD 4.700 millones, según datos del SIPA o Cuentas Nacionales.
- Para Luis Campos, investigador de la CTA Autónoma, el monto sería de USD 2.000 a USD 2.500 millones anuales.
- Además del FAL, el proyecto incluye una reducción del aporte patronal a obras sociales, lo que implica —según Campos— un traslado inmediato de cuatro puntos de la masa salarial desde los trabajadores hacia el sector empleador.
El economista Juan Manuel Graña advirtió que esta transferencia “desfinancia el sistema de seguridad social y amplía el margen de discrecionalidad empresarial”, mientras que Ciampa consideró que la reforma “oculta el verdadero objetivo: desviar recursos previsionales hacia fondos de despido”.
El argumento oficial y las dudas del sector académico
El Gobierno sostiene que la reforma busca “dinamizar el mercado laboral” y reducir costos para facilitar nuevas contrataciones. En línea con esta visión, el analista Luciano Patrucco (EcoGo) afirmó que la baja de aportes podría “incentivar el empleo formal”, ampliando a futuro la base de aportantes y compensando parte de la caída en recaudación.
Sin embargo, Graña remarcó que ninguna reforma laboral genera empleo por sí misma, y que este tipo de iniciativas siempre depende del crecimiento económico real. Consideró posible aplicar un esquema similar solo en micropymes, pero alertó que extenderlo a todo el mercado “implanta un costo fiscal insostenible para el sistema jubilatorio”.
Sobre los pasos a futuro, advirtió que una eventual reforma previsional podría alegar desfinanciamiento como argumento para retornar a un sistema similar a las AFJP: “Sería replicar el esquema del FAL en la seguridad social”, señaló.
Un debate que recién comienza
La discusión sobre los FAL abrió un intenso debate político, económico y social en torno al financiamiento de las indemnizaciones y el impacto sobre la ANSES. Mientras el Gobierno busca avanzar para modernizar el mercado laboral, especialistas alertan por el riesgo de un desfinanciamiento estructural del sistema previsional y una transferencia masiva de recursos desde los trabajadores hacia el sector empresariado.
La definición final quedará en manos del Congreso, donde el proyecto promete generar una discusión profunda.




