Un grupo de paleontólogos del CENPAT, junto a investigadores del INIBIOMA (Bariloche), IMIBIO (San Luis), Museo Argentino Urquiza (Neuquén) e IIPG (Río Negro), realizó una nueva campaña en el norte de Neuquén, en un área conocida como Cerro Overo, donde encontraron restos de lo que podría ser una nueva especie de dinosaurio.
El equipo viene trabajando en esa zona hace unos diez años, donde realizaron muchísimos hallazgos importantes: “En este caso, la campaña correspondía a la recuperación de material que había sido encontrado y parcialmente extraído en el año 2019. Había quedado en el campo porque pensábamos ir en el 2020 y la pandemia no lo permitió. Recién pudimos volver el año pasado, recuperamos uno de los dos ejemplares de 2019, pero también apareció uno nuevo”, cuenta Ariel Méndez, investigador del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET).
Según explica el paleontólogo, lo que tenían por recuperar era una de las patas de un dinosaurio carnívoro, un abelisáurido, que está bastante completo. Faltaba extraer un fémur, la tibia y algunos otros restos como costillas y vértebras que estaban mal preservadas. Además, quedaba la recuperación de una tortuga que se encontraba en el mismo sitio, mezclada entre los restos del dinosaurio.
“Los abelisáuridos son, posiblemente, el grupo de dinosaurios carnívoros más y mejor representado en la Patagonia. Este ejemplar en particular, viendo un poco las características en el campo porque todavía no ha sido estudiado, va a ser realmente un hallazgo muy importante porque conservó partes de las cuales hay muy poca información, como por ejemplo los pies. Encontramos algunos metatarsos, algunas falanges articuladas y eso nos permitirá saber cómo es la morfología y cómo se diferencia de los otros pocos que se conocen en Patagonia”, detalla Méndez y agrega: “Haciendo una estimación rápida y comparándolas con otras formas que conocemos de la zona, no sería un dinosaurio mucho más grande. Estamos hablando de un animal de seis o siete metros, pero sí se diferencia en que parece ser un poco más robusto”.
Al haber comenzado la campaña en 2019, uno de los temas fundamentales es cómo conservar los huesos que habían quedado en el campo neuquino. Para ello, los científicos “le pusimos un consolidante para que estén en mejores condiciones, luego una capa de vendas enyesadas. Eso lo cubrimos con nylon y mucha tierra encima para que no se vea y no haya evidencia de que eso estaba ahí, más allá de que es un lugar aislado”.
Esta campaña es parte de un proyecto que llevamos adelante con distintos investigadores de la región y del Museo de Rincón de los Sauces, con financiamiento, en parte, de un Proyecto de Investigación Plurianuales (PIP) de CONICET y también como parte de un proyecto internacional con investigadores de la Universidad de Seúl (Corea del Sur) y la Universidad de La Laguna (España).