Los incendios forestales, exacerbados por la sequía, han sumido en una densa capa de humo a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
Esta situación ha llevado a la suspensión de clases desde el pasado lunes debido a la densidad del aire.
Desde el inicio de la semana, se han contabilizado alrededor de 16 focos de incendios en varios departamentos del país, incluyendo Santa Cruz, La Paz, El Beni y Cochabamba.
Estas condiciones, junto con temperaturas que alcanzan los 38 grados Celsius, complican las labores de las brigadas contra el fuego.
A pesar de estar prohibida por ley, la quema de bosques y pastizales para fines agrícolas es una práctica común en Bolivia durante esta temporada, ya que los agricultores preparan la tierra de esta manera para la siembra. La intensa sequía, que afecta a siete de los nueve departamentos bolivianos, ha empeorado la situación.
La contaminación causada por el humo ha llevado al gobierno a suspender las actividades educativas en varias ciudades del país, una medida que podría extenderse en los próximos días. En total, “3,650 unidades educativas se ven afectadas o han suspendido clases debido a la contaminación”, según el ministro de Educación, Edgar Pary, lo que representa el 15% de las escuelas en todo el país.
Más de mil bomberos están combatiendo los incendios en distintos puntos del país, apoyados por cuatro helicópteros de las Fuerzas Armadas equipados con el sistema “Bambi Bucket”. En Cochabamba, uno de los departamentos más afectados por la sequía, se utilizó un avión Hércules C-130 para dispersar yoduro de plata con el objetivo de inducir lluvias.
En lo que va del año, se han quemado 2,012,252 hectáreas en Bolivia, un 23% de bosques y el resto pastizales y sabanas. Las autoridades indican que esta cifra está por debajo de registros anteriores.