Sergio se negaba a aumentar los valores de sus productos porque los jubilados que viven en su barrio no podían pagarlos. Finalmente, tuvo que tomar una drástica decisión. “La inflación es el cuco de los negocios hoy en día”. Esa fue la frase que utilizó Sergio, un carnicero que anunció que esta semana va a cerrar su negocio porque no puede combatir la constante suba de precios.
Hace algunos meses, el carnicero lloró delante de cámara porque la inflación se comía su ganancia pero se negaba a aumentar porque sabía que sus vecinos no iban a poder pagar los productos. “Me da pena que venga un jubilado a sacar sus monedas para pagar un churrasco por $800″, dijo en aquel momento a TN.
Hoy, desafortunadamente, ya no pudo contener la suba de precios y decidió que esta semana va a cerrar el negocio ubicado en el barrio porteño de Devoto. “La realidad es bastante cruda. En lo personal me rindo. La gente que me conoce sabe que soy un guerrero, pero la verdad que esto me superó, me siento angustiado por el hecho de haber fracasado”, expresó.
En ese contexto, recordó la entrevista que le hizo Paula Bernini en agosto del año pasado. “Hace no mucho me hicieron una nota donde conté que iba a sacar el almacén porque no podía costear los precios y ahora saco la carnicería. Solo me queda la verdulería. La inflación me ganó, así que hasta acá llegué, es la última semana que estoy”, lamentó entre lágrimas.
En el mismo sentido, el comerciante destacó que desde hace meses que se levanta a las 4 y se acuesta a las 00, “orgulloso” de tener su primer negocio gracias a su esfuerzo de todos los días, pero que la crisis económica que atraviesa el país lo obliga a cerrar. “La inflación hace que no tenga clientes, me comió la ganancia, el almacén está vacío prácticamente. Es insostenible. Soy un luchador nato junto con mi señora, pero no puedo”, remarcó angustiado.
Ante esta situación, insistió en que lo apena que “en un país tan hermoso como este tengamos que pasar por estas cosas” y ofreció su fondo de comercio para aquellos que quieran comprarlo. “Vendo todo lo que está adentro: heladera, mostrador, todo”, precisó.
“No le quiero echar la culpa a nadie, simplemente es algo insostenible, no se puede pagar la carne, no se puede pagar una bebida, no se puede pagar nada. La inflación me comió y ya no tengo fuerzas para salir adelante. La angustia que siento es porque yo pensé que iba a poder igual, pero en términos de boxeo me siento como un peso pluma peleando con un peso pesado, es imposible”, remarcó Sergio en medio del dolor.
El comerciante insistió en que toda la situación la vive en medio de nervios, impotencia y noches de insomnio por las dificultades económicas que constantemente debe sortear. “Rendirse ante una situación como esta es doloroso porque digo ‘la pucha, ¿qué más tengo que hacer para salir adelante?’”, expresó y cuestionó los hechos de corrupción que salieron a la luz en el último tiempo sobre el gobierno anterior. “Es vergonzoso. Yo pago todos los impuestos, todas las cargas sociales de los empleados. Le pido al Presidente que los meta presos a todos y que nos devuelvan la plata que nos robaron”, reclamó.
Sergio, además, contó que tienen otra carnicería en Rosario 854, Caballito, ubicada dentro de un supermercado, y que ese negocio es hoy lo que mantiene a su familia. “Se me agotaron los recursos. Con mucho esfuerzo vamos a mantener esa carnicería que es lo que nos sostiene, pero a veces me pregunto para qué trabajé 14, 15, 16 horas. Es frustrante eso”.
Sin embargo, pese a todos los problemas y la crisis, asegura que no va a bajar los brazos. “Nací con ese defecto de trabajar mucho y darle para adelante y eso voy a hacer”, completó.