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Principio de mes y las familias salen a realizar las primeras compras para abastecer las alacenas, al menos con lo indispensable. En los supermercados ya es raro ver carros llenos, y en general la búsqueda de ofertas se enfatiza cada vez más. Los precios suben y los sueldos siguen sin dar abasto.

Buscando precios que se ajusten a las posibilidades y muchas veces priorizando productos de segunda marca, algunas de las familias avanzan con compras golondrinas, con lo justo y necesario que se va necesitando en el día a día; mientras que quienes cuentan con la posibilidad económica, tratan de comprar por mayor aquellos productos que se utilizan cotidianamente y que aumentan regularmente, como el aceite que actualmente según la marca puede valer entre $400 y $800 el litro, el kilo de harina que ronda entre los $200 y los $350, o la leche entera en caja que tiene un valor entre los $450 y los $490, según la marca.

Las verduras son uno de los gastos más significativos para las familias comodorenses

Ya el mes pasado, en el relevamiento realizado por el Observatorio de Economía, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, se había manifestado que los productos del sector frutas y verduras representaban un 27% del total de la canasta básica de las familias comodorenses, lo que para julio representaba un monto mínimo aproximado de $33.354.

Lo básico que puede necesitar una familia sigue subiendo: por ejemplo, el kilo de zanahoria y el kilo de cebolla se encuentran alrededor de $400; el kilo de papa ya ronda los $800 en la mayoría de los comercios, aunque en ciudades como Buenos Aires ya superó los $1.000; el tomate redondo cercano a los $1.000. Otros productos como los morrones cuestan alrededor de $2.600 por kilo, el zapallo anco cerca de los $350 y el zapallito verde roza los $1.000. Los maples de huevos rondan los $3.000, aunque en algunos comercios se pueden encontrar ofertas llevando 2 unidades.

Por su parte, la venta de las frutas flaquea, ya que son consideradas como alimentos complementarios. Frente a ello, las ofertas por cantidad asoman las vidrieras con más recurrencia, por dos o tres kilos. Tanto el kilo de naranja como de mandarina se encuentran alrededor de $800, mientras que la manzana casi llega a los $1.200.

Según lo expresado en varios locales de la ciudad, los costos de estos alimentos seguirán variando. “Todas las semanas van variando los precios, tratamos de mantener pero va subiendo”, manifestaron en una verdulería de la zona sur.

En la misma línea, en otro local de la zona centro, sostuvieron: “La verdura subió toda, incluso la papa que acá la tratamos de mantener, pero sabemos que en otras ciudades ya aumentó”, sostuvo.

Los precios de la carne no se quedan atrás

De manera similar a las verduras sucede con los precios de las carnes y derivados, que para julio representaban un 26% de los gastos básicos, un estimado de $32.120 mensuales. Los cortes más básicos, que sirven para comidas diarias como el estofado, el guiso o la sopa, rondan entre los $2.600 y los $3.800. En las carnicerías, aunque expresan que las ventas más básicas se sostienen, notan que las familias se miden para no gastar de más.

Por las calles de Comodoro, el kilo de aguja o paleta puede encontrarse en oferta cerca de los $2.800; las carnes para milanesa como la nalga o la cuadrada entre los $3.800 y los $4.200. Una de las más buscadas y más económica, termina siendo la carne picada, que según sus variedades en común o especial ronda entre los $2.400 y $3.000. Frente a esto, surgen alternativas como la carne de cerdo que empieza a ser más solicitada.

Por su parte, encontrar la carne para el tradicional asado, si se quiere cuidar el bolsillo, requiere recorrer para buscar ofertas. En carnicerías conocidas, la tapa de asado o el corte americano por kilo puede llegar a salir hasta $3.500, el vacío supera los $4.000, mientras que el chorizo y la morcilla ronda los $3.300 el kilo.

Comercios céntricos se ven afectados por la poca circulación

A nivel local, sumado a la situación del país, los comercios de la zona céntrica se vieron sumamente afectados ante el desmoronamiento de la Ruta Nacional 3. Las verdulerías y carnicerías, a pesar de vender productos de primera necesidad, sostienen que las ventas han decaído en un 40%.

“El tema de los precios lo veníamos nivelando, pero todo se terminó de partir cuando pasó lo del camino, ahí tranquilamente bajaron un 40% las ventas. La gente misma nos dice que prefieren comprar en el barrio. Ahora con esto está más complicado y ya no tenemos una fecha de cobro”, expresaron desde un local que se dedica a la venta de frutas y verduras en la zona centro.

Para cocinar un guiso básico se requieren más de $3.000

El guiso es una de las comidas más tradicionales para la familia argentina, más en la región patagónica en donde el frío implica consumir mayores proteínas. Comprar los insumos necesarios representa un gasto que puede superar los $3.000 pesos de base.

A detalle, para el guiso más básico se requieren 2 cebollas, 2 zanahorias, 2 papas, puré de tomate, arroz, lentejas o fideos; también, si se prefiere y el bolsillo alcanza, un poco de carne.

Comprando lo justo y necesario para preparar este guiso se gastaría un aproximado de $3.000, considerando: alrededor de $350 en las cebollas y las zanahorias, y alrededor de $200 por las papas. En el puré de tomate, entre $330 y $400, según la marca. El paquete de arroz por kilo cuesta $750, estimando que se gastaría solo una parte se podría calcular un aproximado de $200; por otro lado, las lentejas por 400 gr., según su marca puede tener un valor entre los $750 y $850, calculando que para una comida se utilizaría la mitad, se estimaría alrededor de $400. Para sumarle la carne, por ejemplo, medio kilo de aguja podría conseguirse a $1.400.

Dicho valor, sería considerando las porciones necesarias para una comida. Además, sumando otros insumos, como condimentos y algunas otras verduras, como arvejas, cebollas de verdeo, zapallito verde o zapallo anco, se podrían llegar a sumar $1.000 más.

Ante lo sucedido, los comercios alertan por la situación y solicitan que se tomen medidas urgentes para prevenir el cierre de negocios.

Luego de que lo decidiera en marzo de este año, argumentando «una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios», el gobierno nacional volvió a emitir un decreto para postergar la actualización de impuestos que se aplicarían a los combustibles.

El último incremento de las naftas fue de hasta un 4,5% y ocurrió hace dos semanas, provocando controversias por la intención de las compañías de aumentar por encima de lo acordado previamente.

Este viernes por la tarde, y a través del decreto 332/2023 publicado en un anexo del Boletín Oficial, se dispuso que los incrementos en los montos de los impuestos que resulten de las actualizaciones correspondientes al tercer y cuarto trimestres calendario del año 2021, al primer, segundo, tercer y cuarto trimestres calendario de 2022 y al primer y segundo trimestres calendario de 2023 surtirán efectos para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil a partir del 1° de noviembre de 2023, inclusive.

La normativa hace referencia a una disposición oficial de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que en el 2018 normativizó una actualización de los montos de los impuestos en los meses de enero, abril, julio y octubre de cada año.

A partir del cambio de gestión la aplicación de la normativa fue difiriendo para evitar distorsiones impositivas y el incremento de precios generalizado derivado del aumento de los combustibles.

La norma señala que «tratándose de impuestos al consumo, y dado que la demanda de los combustibles líquidos es altamente inelástica, las variaciones en los impuestos se trasladan en forma prácticamente directa a los precios finales de los combustibles».

Reiteró la justificación: «En línea con las medidas instrumentadas hasta la fecha, y con el fin de asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios, resulta razonable postergar hasta el 1° de noviembre del año 2023 los efectos de los incrementos en los montos de los impuestos«.

El decreto lleva la firma del actual presidente Alberto Fernández, del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y del ministro de Economía, Sergio Massa.

La Secretaría de Energía dispuso un nuevo incremento para las garrafas, tanto para el público como para la cadena productiva.

Se actualizará el monto para los beneficiarios del programa Hogar.

Los precios de referencia de venta al público y para el segmento fraccionador y distribuidor aumentarán 4,01% desde este sábado para las garrafas de 10, 12 y 15 kilos, según lo dispuesto por la Secretaría de Energía.

Así, los valores para la garrafa de 10 kilos pasarán de $783 a $814 para los fraccionadores; de $1.374 a $1.429 para los distribuidores; y de $1.443 a $1.501 para la venta al público.

En el caso de las unidades de 12 kilos, los precios máximos serán de $977 para los fraccionadores; $1.715 para los distribuidores; y $1.801 para la venta al público.

En tanto, en las de 15 kilos serán $1.221 para los fraccionadores; $2.144 para los distribuidores; y $2.251 para la venta al público.

Por su parte, los subsidios a los usuarios de garrafa incluidos en el programa Hogar se ubican en $1.581.

Diversos sectores sufrirán incrementos que afectarán el presupuesto familiar, generando preocupación económica en la población.

A continuación, repasaremos algunos de los principales aumentos y su impacto en el costo de vida de los argentinos.

Alquileres

Los inquilinos que cumplan uno o dos años desde la firma del contrato de locación en el mes de junio se enfrentarán a un aumento mínimo del 104% en el canon locativo a partir de julio.

Esto implica que deberán abonar más del doble de lo que venían pagando hasta el mes anterior, generando un impacto significativo en los gastos de vivienda.

Estos aumentos en diversos rubros importantes de la economía afectarán directamente el costo de vida de los argentinos, que se ve cada vez más encarecido.

En un contexto de inflación y dificultades económicas, las familias deberán ajustar sus presupuestos para hacer frente a estos incrementos.

Combustibles

Las petroleras estarán autorizadas a incrementar los precios con un tope del 4% hasta el mes de agosto. Estos aumentos en los combustibles impactan directamente en el transporte y encarecen los costos de movilidad tanto para particulares como para empresas.

Internet, cable y telefonía

El Gobierno autorizó aumentos mensuales en las tarifas de televisión paga, telefonía e internet desde mayo hasta diciembre de 2023.

En el mes de julio, estos servicios experimentarán un nuevo incremento del 4,5%. Esto implica un aumento en los gastos de comunicación y entretenimiento.

Prepagas

Las prepagas, que brindan servicios de atención médica y cobertura de salud, también sufrirán un aumento en el mes de julio.

Según el acuerdo del Gobierno con las empresas de medicina, se prevé un incremento del 8,5%. En lo que va del año, los aumentos acumulados en las prepagas alcanzan el 43%, lo que representa una fuerte presión sobre los costos de salud de los argentinos.

El precio de la carne vacuna y de la hacienda continúa en un proceso de aumentos por debajo de la inflación general del país hace ya dos meses.

Se espera que dicha tendencia se extienda, por lo menos, hasta la primavera como consecuencia de una mayor producción y sobreoferta de carne en el mercado local, que responde a un desprendimiento prematuro de animales con destino a los corrales de engorde y a faena.

Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), la carne subió 1,9% en comercios minoristas en mayo frente al 7,8% que dio a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), mientras que el acumulado interanual del producto fue del 70%, mientras que el costo de vida escaló 114% en el mismo período.
En ese mismo tramo, la hacienda de consumo tuvo una suba de su precio del orden del 44% según el índice del Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG).

Razones de este fenómeno

Este fenómeno tiene su génesis en la sequía que afectó a nuestro país durante gran parte de 2022 y principios de este año, en la cual la falta de lluvias, combinado con tramos en los que se dieron temperaturas extremas, forzaron a los productores a desprenderse de los animales al no contar con pastos y recursos forrajeros naturales para alimentarlos.

Esto llevó a que los corrales de engorde o feedlots reciban hacienda de manera anticipada y logre tener ocupación récord, según marcó un informe del mercado ganadero RosGan, asegurando así una consistente oferta de carne en el mercado y estabilidad en los precios en la actualidad y también por los próximos meses, auguraron los expertos consultados.
«Hoy estamos viendo una mayor oferta de hacienda, en parte, obligados por la situación de sequía, que llevaron a que hubiese un encierre de animales más livianos en cantidad y de manera anticipada», dijo a Télam el vicepresidente del Ipcva y de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), Daniel Urcía.
Urcía planteó que «esa mayor oferta conjugada con el poco poder adquisitivo, lleva a que haya oferta de carne e incluso aumente su consumo por los precios competitivos que tiene».
Para el dirigente empresario «hasta la primavera esto se va a mantener así, porque el nivel de reposición de los animales en los corrales se mantuvieron estable y eso indica a que habrá estabilidad hasta septiembre».Cuestión por la cual sostuvo que el precio «se va seguir retrasando, porque no creo que en julio y agosto sean meses con variaciones de precios.

Es una buena noticia para el consumidor, pero eso también indica que el sector se está descapitalizando», indicó.

El consultor ganadero Victor Tonelli aseguró que:

«Hay un retraso muy fuerte» en los precios que «sigue cada vez alejándose más el precio de la carne al consumidor de la inflación y de los costos reales, con lo cual lo que está haciendo es ponerle más presión a la olla».

«Está muy claro que mientras siga el invierno con poco pasto, que el productor no puede retener (los animales para cría) y con la cantidad de cabezas que hay encerradas en corral – más de dos millones a fin de mayo – por ahora la oferta está asegurada», manifestó Tonelli, aunque aclaró que «cuando vuelva el pasto, y eso será a partir de octubre, sí va a haber un cambio en la tendencia, se parará la liquidación y comenzará un proceso de retención y ahí seguramente empezarán a recuperarse los precios».

En la misma línea, el presidente de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (Camya), Leonardo Rafael, afirmó que:

«El mostrador y la mesa de los argentinos está abastecido en un nivel lógico, con 50 kilos per cápita. Por dos o tres meses, no vamos a tener variación en los precios».

«Va a haber mucha hacienda gorda (animales listos para el consumo) porque tuvimos una seca muy fuerte y que fueron directo al feedlot. Va a estar sobreabastecido el mercado», indicó el dirigente empresario.

Advirtió que «a partir de octubre o noviembre vamos a ver subas importantes. Quizá tengamos un reacomodamiento de entre el 30% o 50%«, estimó.

La Secretaría de Comercio fijó nuevos precios de referencia sin impuestos de la harina común 000 a la salida del molino, a través de la Resolución 1029/2023 publicada hoy en el Boletín Oficial, en el marco del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA).

Las petroleras saben que, de cara a las elecciones, este podría ser el último mes en que puedan subir los precios de los combustibles, y con fuertes retrasos, algunas advierten que de no mediar algún freno por parte del sector que responde a la vicepresidente Cristina Kirchner, el aumento «acordado» del 4% podría terminar acercándose al 6%.

El Gobierno viene aplicando desde diciembre pasado una pauta mensual del 4%, mucho menor a la evolución de la inflación, que en mayo fue del 7,8% y de la tasa de depreciación del tipo de cambio, que corre desde enero por encima del 6% mensual.

También, al sitio ‘+E’ se lo habría manifestado una importante refinadora: «Fuimos engañados. Firmamos un acuerdo que preveía un escenario macroeconómico que finalmente no se dio y es insostenible». Y confirmaron que el ajuste mensual excederá el límite pautado en los próximos días. En efecto, sostiene que en el sector se habla de entre un 5% y 6% que se aplicaría antes del inicio del fin de semana largo.

Hasta ahora, en el acumulado de los primeros cinco meses de 2023, los precios de las naftas y gasoil aumentaron un 23% frente a una devaluación del 40% y una inflación del 54,8%.

Y junio podría ser el último mes en que las petroleras puedan subir los precios en sus estaciones de servicios antes de los comicios, que juegan en contra tanto de YPF, el mayor jugador del mercado de combustibles, con una participación cercana al 60%, y del resto de las grandes refinadoras: Raízen, Axion Energy y Trafigura (Puma)

Vale recordar que a mediados de abril de este año, el Ministro de Economía, a través de las secretarías de Energía y de Comercio- renovó el acuerdo de Precios Justos con el sector petrolero con una pauta del 4% mensual en los precios de la nafta y el gasoil desde el 15 de abril hasta el 15 de agosto.

Por eso, si bien las petroleras apuntarán a actualizar los precios también en julio, incluso pensando más allá de las primarias, especulan que, en caso de que el oficialismo no tenga una buena performance en las urnas, como descuenta buena parte de los consultores, la tentación de la política podría redundar en una prohibición de subir los combustibles, como le sucedió a Cambiemos tras la derrota en las PASO de 2019. De ahí la necesidad de YPF y el resto de las petroleras de poder conseguir ahora un aumento que no acentúe el deterioro real de sus ingresos.

Por primera vez en el año, en mayo, los precios de los alimentos y bebidas subieron 5,8%, por debajo del nivel general, con fuertes aumentos liderados por tomates, azúcar y arroz.

Si bien la suba de alimentos se mantuvo por debajo de la inflación mensual por primera vez en el año, aún está por arriba de la inflación general acumulada en este 2023 y en los últimos doce meses, de acuerdo con los datos del INDEC.

En mayo, los alimentos se ubicaron dos puntos porcentuales por debajo del nivel general del 7,8%, quedaron siete puntos por encima de la inflación acumulada desde enero del 42,2%, y otros tres puntos por arriba del 114,2% del alza del costo de vida de los últimos doce meses, consignó Noticias Argentinas.

Los precios de los alimentos se desaceleraron a casi la mitad del 10,1% de abril, y estuvieron por debajo del 6,8% de enero, del 9,8% de febrero y del 9,3% de marzo último.

En el quinto mes del año los productos de la canasta básica que más aumentaron fueron el tomate redondo con 38,4%, el azúcar 29,1% y el arroz que registró un alza del 18%.

Entre los que más bajaron figuraron la lechuga, 40,8%, naranjas 23,2%, limones 7,1% y pollo 6,2%, que ayudaron a compensar el alza del nivel general.

Entre los productos de almacén que más subieron figuraron los fideos con un alza del 12,3%, pan francés 14,9%, dulce de leche 12,6% y galletitas dulces 11,7%, entre otros, mientras que en el resto promediaron el valor del nivel general.

La carne picada lideró los aumentos en carnes con una suba del 4,5%, seguida de nalga 2,7%, el cuadril 2,1% y la paleta y el asado que registraron un avance del 1,7%, respecto de abril.

La manteca, cuyo precio trepó un 14,1%, encabezó los aumentos entre los productos lácteos, seguido del queso pategrás 10,1%, el sardo 9,8%, cremoso 9,6%, leche en sachet 8,1% y leche en polvo 8,0%.

En frutas y verduras, el precio que más subió fue el de arvejas secas en latas con 16,8%, y le siguieron los tomates en conserva 14,9%, batatas 7,3%, banana 3,6% y bajaron el de la cebolla 3,6% y el del zapallo un 0,6%.

Durante las transmisiones de los partidos de fútbol se puede observar el aviso del Gobierno que destaca los “31 meses consecutivos de crecimiento del trabajo registrado” o que “la actividad industrial tuvo su mejor trimestre desde 2018”. Esos datos de la gestión, que en Presidencia y en el Ministerio de Economía buscan resaltar, sin embargo, no reflejan la crisis económica, que es una de las más regresivas de las que tuvo la Argentina, porque todo el ajuste recae sobre la población de menores recursos, esa que necesita de hasta dos trabajos para cubrir sus necesidades básicas, indicó La Nación.

“Esta no es una crisis de actividad económica; es una crisis de nominalidad [inflación]”, dice el economista Esteban Domecq, de la consultora Invecq, para explicar porqué la tasa de desempleo está baja, en 6,3%, gracias al aumento de los trabajos precarios. Según los últimos datos oficiales del Indec, en marzo, mientras la inflación interanual fue de 104,3%, los ingresos de los trabajadores informales subieron 81,2%, muy por debajo de la variación de los precios. Esta brecha empeora cada mes (en abril la inflación interanual fue de 108,8%).

“En agosto de 2022, la economía recuperó por un mes el mismo nivel de actividad que en 2017 [el último pico de crecimiento que tuvo el país], pero el consumo per cápita de alimentos y bebidas en supermercados estuvo 15 puntos abajo. El ingreso real está 21 puntos debajo de 2017, pese a llegar a tener el mismo nivel de actividad. Los que perciben ingresos formales están 16 puntos por abajo, mientras que los informales están casi 40 abajo. Esto explica la tensión social. Hoy estamos en medio de un ajuste muy regresivo, que se hace sobre la base de la pirámide social, y ahí está el votante del Gobierno”, dice Domecq.

Este ajuste se ve reflejado en una paradoja: pese a que en 2022 el PBI creció 5,2%, la pobreza aumentó de 37,3% al 39,2% de la población. Por lo tanto, para este año, donde se espera una caída de al menos 4% del producto (impactado fuertemente por la sequía), las proyecciones de pobreza no son alentadoras.

La caída del poder adquisitivo se refleja directamente en la apatía del consumo masivo, sobre todo en autoservicios de barrio, donde en los primeros cuatro meses de 2023 cayó 8% medido en volúmenes. “Esto se explica claramente por la brecha de precios que hay con las grandes cadenas de supermercados a partir del programa de Precios Justos. En los comercios de cercanía hay precios que son hasta 30% o 40% más caros. ¿Y quiénes son los que más compran en los autoservicios? Los sectores de menores ingresos, ya que para ellos ir a un hipermercado a hacer una compra quincenal es más difícil. Este modelo, en definitiva, le resulta más complejo de sobrellevar al que vive en el tercer cordón del conurbano, que hace las compras de manera diaria o semanal. Todo el sistema se volvió muy regresivo”, explica Guillermo Oliveto, especialista en consumo.

Una población más dual

Mientras el consumo masivo de bebidas y alimentos se contrae cada año desde 2017, la demanda de espectáculos de fútbol, recitales, teatros y cine parece no tener techo. Para explicar este fenómeno, Oliveto habla de una Argentina con una población cada vez más dual. “La clase alta y media alta tienen una realidad, mientras que la clase media baja está cada vez más complicada”, dice.

“Tenemos un país y dos sociedades de mínima; en el medio hay muchas sociedades. Lo que más pega es la pérdida del poder adquisitivo de todos los que no son asalariados formales. En un escenario de tanta inflación, aquellos que tienen sus salarios protegidos por los acuerdos gremiales, mal que mal dan la pelea, pero el resto está claro que está perdiendo y se ve en la evolución del salarial informal”, analiza el consultor.

Oliveto también destaca que es la primera crisis de la pospandemia, lo que genera que, pese a la pérdida de poder adquisitivo, la sociedad necesita olvidar el encierro. “Es un fenómeno global, que está potenciado en la Argentina por la altísima inflación. Hay una reestructuración del consumo a todo lo orientado que genere bienestar de corto plazo. Por eso vemos un overshooting (sobrepaso o sobrerreacción) en todo lo que tiene que ver con entretenimiento, bares, pizzerías, fast food, restaurantes y turismo interno. La venta de entradas de cine creció 43% en el primer trimestre”, ejemplifica.

Además, en las encuestas que hace su consultora W, encuentra que hay una clase media baja o baja que no llega a comprar todos los alimentos que necesita, pero que igual el fin de semana no se priva de salir a pasear. “Esos consumos se están usando para tapar la angustia; son un gran ansiolítico. Es muy contrafáctico, porque no pasó en ninguna otra crisis, porque nunca antes pasamos por una pandemia. Eso le cambió la cabeza a la gente. Ese consumo no mejora la imagen del Gobierno porque es como un payaso triste: cuando se corre el maquillaje, hay lágrimas. Es una cosa efímera para tapar el dolor; sigue el mismo drama que tenían dos horas antes. La gente está muy apática y también vemos una especie de overshooting de pesimismo”, agrega Oliveto.

La Secretaría de Energía dispuso un aumento del 3,97%, retroactivo al 8 de mayo, de los precios máximos de referencias de las garrafas de 10, 12 y 15 kilos para fraccionadores, distribuidores y venta al público, así como el butano y el propano para los productores adheridos al programa Hogar, a través de la resolución 391/2023 publicada hoy en el Boletín Oficial.

Por otra parte, se establecieron los valores a partir de 1 junio, 1 de julio y de agosto, con aumentos de 4,03%, 4,01% y 3,99%, respectivamente.

Así, los valores serán para la garrafa de 10 kilos de $ 783 (junio), $ 814 (julio) y $ 847 (agosto)

para los fraccionadores; de $ 1.374, $ 1.429 y $ 1.486 para los distribuidores; y $ 1.443, $ 1.501 y $ 1.561 para la venta al público.

En el caso de las unidades de 12 kilos, los precios máximos serán $ 939 (junio) $ 977 (julio) y $ 1.016 (agosto) para los fraccionadores; $ 1.649, $ 1.715 y $ 1.783 para los distribuidores; y $ 2.164, $ 2.251 y $ 2.341 para la venta al público.

Mientras que en las de 15 kilos serán $ 1.174 (junio) $ 1.221 (julio) y $ 1.270 (agosto) para los fraccionadores; $ 2.061, $ 2.144 y $ 2.229 para los distribuidores; y $ 2.164, $ 2.251 y $ 2.341 para la venta al público.

Por su parte, el precio máximo de referencia por tonelada de butano y propano para los productores será de $ 40.252 a partir de este mes, con un incremento de 3,99%; de $ 41.862 desde junio y 3,99%; $ 43.557 desde julio y 4%; y $ 45.278 desde agosto y 3,99%.

En los considerandos de la medida se indicó que «los precios máximos de referencia cumplen un rol primordial para poder dar efectivo cumplimiento a los objetivos trazados en la Ley 26.020», de Régimen de Industria y Comercialización de Gas Licuado de Petróleo (GLP).

Entre esos objetivos «se destaca, principalmente, el de asegurar el suministro económico de GLP a sectores sociales residenciales de escasos recursos que no cuenten con servicio de gas natural por redes», agregó.

La última actualización de precios se produjo el 25 de abril y Energía consideró necesario un incremento, «teniendo en cuenta la variación experimentada en los valores asociados a la producción de GLP, así como en los costos observados en los segmentos de fraccionamiento, distribución y comercio minorista», aunque «siempre manteniendo la protección de los usuarios vulnerables a través del Programa Hogar».