Investigadores del Conicet encontraron los restos de un plesiosaurio de unos 67 millones de años de antigüedad (de acuerdo a la datación aceptada por el evolucionismo), en la isla Marambio de la Antártida argentina.
El hallazgo, publicado en la revista Journal of Systematic Palaeontology, no solo añade una nueva especie a la familia de los reptiles marinos sino que también profundiza nuestra comprensión de las conexiones evolutivas entre distintas especies del hemisferio sur.
El ejemplar, fue nombrado Marambionectes molinai, yrinde homenaje tanto a la base antártica de Marambio como a Omar José Molina, pionero de la paleontología argentina en la Antártida.
La excepcional preservación de los restos, que incluyen parte del cráneo, el tronco, la cola, las extremidades y el cuello, además de gastrolitos que indican sus hábitos alimenticios, ofrecen una ventana única al pasado prehistórico.
«El estado de preservación general es excepcional», explica O’Gorman, investigador principal del estudio. «Pudimos confirmar no solo que es una especie nueva sino que tiene características particulares que nos permiten ubicarla como una forma de transición entre dos grupos que habitaron el hemisferio sur.»
Este descubrimiento es significativo por varias razones. Primero, amplía nuestro entendimiento sobre la diversidad de la vida marina prehistórica y sus patrones de evolución. Segundo, la presencia de gastrolitos sugiere comportamientos alimenticios específicos, proporcionando insights sobre la ecología de estos gigantes marinos.
Por último, la conexión establecida entre especies de Chile, Nueva Zelanda y la Antártida occidental ilustra la distribución geográfica y la migración de estas criaturas.
Trasladado a Buenos Aires para su ingreso en la colección de Paleovertebrados del Instituto Antártico Argentino, el M. molinai será objeto de estudios adicionales que prometen seguir revelando los secretos de un pasado remoto, cuando los mares del sur albergaban una biodiversidad asombrosa, cuyos ecos resonan hasta nuestra era.