En el aniversario de la ciudad de Sarmiento, recordamos a Casimiro Szlapelis, conocido como “el abuelo del aire”, quien dejó una huella imborrable en la Patagonia con su pasión por volar y su compromiso con la comunidad.
Casimiro Szlapelis falleció el 10 de mayo de 1983. Pasó sus últimos años en el Aeroclub que fundó en Sarmiento. Nació el 1 de octubre de 1895 en Kupiskis, Lituania. Vivió una vida increíble y llena de aventuras.
Fue un personaje destacado en medios nacionales. El escritor inglés Bruce Chatwin lo incluyó en su serie “En la Patagonia”. Szlapelis fue conocido como “el abuelo del aire” y se dijo que aprendió a volar con Antoine de Saint Exupéry. Sin embargo, fue el piloto francés Gurinski quien le enseñó a volar en 1929, mientras trabajaba en el aeropuerto General Enrique Mosconi en Comodoro Rivadavia.
Entusiasmado con la aviación, Szlapelis realizó un curso de piloto con Próspero Palazzo. Aunque un accidente trágico impidió que completara el examen final, esto no frenó su pasión. En 1933, adquirió un planeador junto a cuatro amigos, convirtiéndose en contratista de YPF. La máquina costó 12 pesos de esa época.
En Sarmiento, Szlapelis trajo el primer avión, la primera radio y el primer auto. En 1972, fue invitado por la Fuerza Aérea Argentina a conocer a los astronautas del Apolo XI. Al estrechar la mano de Neil Armstrong, Szlapelis expresó su asombro por conocer al primer hombre que pisó la Luna.
Szlapelis tuvo tres aviones en su vida, nombrando al último “Chimango”. Lo piloteó desde Buenos Aires hasta Sarmiento, utilizando la Ruta 3 como guía. Con su avión, transportó enfermos, materiales y hombres, además de lanzar bolsas de caramelos sobre las escuelas rurales.
Además de ser piloto, trabajó como contratista, construyó caminos y escuelas, y en 1922, adquirió una radio. Sintonizar emisoras desde la Patagonia era difícil, pero cuando lograba captar “Radio Cultura” de Buenos Aires, la gente se arremolinaba para escuchar.
Casimiro conoció a Amalia Ramig en Sarmiento. Juntos tuvieron seis hijos: Elena, Tula, Antena, Rosa, Alba y Febo. La familia formó un conjunto coral que participaba en eventos importantes.
En 1929, Szlapelis descubrió una mina de hierro y cobre en el Lago Fontana, llamada “El solcito”. También buscó uranio en las mesetas patagónicas, trabajó como operador de cine y dirigió obras en varias localidades.
El recuerdo más hermoso que dejó Casimiro Szlapelis fue su costumbre de lanzar bolsas de caramelos sobre las escuelas rurales. Los niños corrían al patio al escuchar el zumbido del motor de su avión.
Con su avión “Chimango”, también lanzaba flores sobre el cementerio todos los domingos, en honor a su esposa Amalia. Tras su fallecimiento, las visitas al cementerio se volvieron casi cotidianas.
Casimiro Szlapelis se apagó la tarde del 10 de mayo de 1983, tras almorzar en el Aeroclub, mientras escuchaba una melodía de Brahms con el diario en la mano.