El peor escenario para una enfermedad es que no exista un diagnóstico clínico específico para reconocerla. De alguna manera deambula y se escabulle entre los pacientes, sin poder ser identificada con precisión. Esto, primero, aleja al mal de la posibilidad de una detección temprana y, segundo, de una cura eficaz debido a que la afección avanza sin tratamiento “a medida”. Con las enfermedades neurodegenerativas el problema se complejiza aún más porque no existe una cura definitiva y su progresividad —en la mayoría de los casos— es irreversible.
Mucho de todo lo descripto ocurre con la enfermedad de Pick, una neurodegenerativa de origen genético desconocido, y considerada como un tipo raro de demencia frontotemporal que abarca a personas entre los 40 y los 65 años, aunque también puede ocurrir más adelante en la vida. Es decir, aparece en la adultez mayor de manera temprana.
La demencia frontotemporal engloba diversas patologías cerebrales que inciden esencialmente en los lóbulos frontal y temporal. Estas áreas cerebrales se vinculan con aspectos clave como la personalidad, el comportamiento y las capacidades lingüísticas. Es un tipo de demencia que puede diagnosticarse erróneamente como una afección de salud mental o como enfermedad de Alzheimer, aunque aparece en edades más tempranas.
Talón de Aquiles de Pick
En pacientes con la enfermedad de Pick, las proteínas Taus se acumulan y forman grupos anormales que los expertos llaman cuerpos Pick, que restringen los nutrientes hacia el cerebro y causan neurodegeneración.
Para este tipo de patología, la única forma de diagnóstico específico es observar el tejido cerebral bajo un microscopio después de la muerte del paciente. Ahí reside el talón de Aquiles del mal, y la razón del por qué los expertos en neurociencias buscan acelerar las investigaciones y avanzar en el combate de esta “pandemia crónica” que son las demencias. En especial, las que buscan diagnósticos propios y específicos como Pick.
Si bien las enfermedades neurodegenerativas ocupan una centralidad en la investigación científica del siglo XXI, los expertos se enfrentan a una paradoja central: los seres humanos alcanzaremos la mayor expectativa de vida desde que se tiene registro —se espera que la media global sea de 77 años en 2050—, pero este incremento en la edad de un porcentaje cada vez mayor de la población está acompañado por la prevalencia de las afecciones degenerativas del sistema nervioso intrínsecamente vinculadas al envejecimiento.
Científicos de la Clínica Mayo, en Florida, Estados Unidos, junto a expertos de la University College London, Inglaterra, y colaboradores de todo el mundo fundaron el Consorcio Internacional de la Enfermedad de Pick. Este grupo se dedica a analizar la variante genética del gen MAPT, denominada MAPT H2, que es responsable de la producción de la proteína Tau, crucial en el desarrollo de esta patología. Los investigadores están explorando cómo este gen influye en el riesgo de contraer la afección, la edad en la que aparece y su duración. Los resultados de su estudio hasta aquí fueron publicados en mayo último, en la revista The Lancet Neurology.
Infobae entrevistó al neurocientífico doctor Owen A. Ross, autor principal de ese estudio, y uno de los líderes del Consorcio. Profesor de Neurociencia, es además director del Laboratorio de Enfermedad de Parkinson y del Laboratorio de Enfermedades Vasculares y Accidentes Cerebrovasculares de Mayo Clinic, en Jacksonville, Estados Unidos. Allí se investiga la genética del envejecimiento y los trastornos relacionados con la edad. El experto dio detalles de los avances en el conocimiento de la rara enfermedad de Pick.
—¿Cómo se enmarca la enfermedad de Pick en el concierto actual de enfermedades neurodegenerativas y qué prevalencia tiene en la sociedad?
—Dr. Owen Ross: La Enfermedad de Pick es un trastorno poco común y, debido a que no existe un diagnóstico clínico, se desconoce la verdadera prevalencia. Además, dada la posibilidad de sesgo de verificación en los bancos de cerebros, es muy difícil de estimar. Esta es en parte la razón por la que el consorcio se esfuerza por ver si podemos conseguir suficientes casos para reexaminar el diagnóstico clínico diferencial que pueda ayudar a los pacientes que la sufren.
—¿Está de acuerdo en que hay más visibilidad y opciones terapéuticas, no para una cura sino para afrontar de la mejor manera la cronicidad y la progresividad, para prevenir y tratar a las enfermedades neurodegenerativas? ¿Cuál es el lugar de esta noción en la enfermedad de Pick?
—Sí, estoy de acuerdo. Pero aplicaría la noción para los trastornos neurodegenerativos en general, principalmente los provocados por la enfermedad de Alzheimer. Estas otras enfermedades raras, como Pick, tienden a pasarse por alto y, nuevamente, sin un diagnóstico clínico disponible, ni siquiera podemos realizar un ensayo clínico, incluso si se desarrollara un medicamento.
También hay una consideración importante en el diseño terapéutico, esta asociación específica en la enfermedad de Pick, que es una tauopatía de 3 repeticiones. Las tauopatías son una clase de enfermedad neurodegenerativa asociadas con la agregación patológica de proteínas tau en el cerebro humano. Entonces, Pick se consideró protectora en la tauopatía de 4 repeticiones más común, por lo que es posible que debamos repensar las terapias génicas que pueden haber sido diseñadas sobre la base de la función protectora. Observando la proporción y el equilibrio de las diferentes formas de proteínas pueden ser la cuestión importante en lugar de un tipo hacia arriba o hacia abajo.
—¿Cuál es el perfil de un paciente con Pick?
—La mayoría se presenta con un tipo conductual de demencia o síntomas del habla (demencia frontotemporal variante conductual -bvFTD-) o afasia primaria progresiva (PPA) durante el curso clínico, pero como se mencionó anteriormente no existe un diagnóstico clínico.
—¿Cuál es su visión acerca de la cura de la enfermedad? ¿Por cuál grupo de tratamientos vendrá por los anticuerpos monoclonales o por los biológicos o por ambos?
—El primer paso para desarrollar una cura es comprender la enfermedad, lamentablemente, esto ha sido muy difícil en el caso de la enfermedad de Pick, pero el desarrollo del consorcio (www.Picksdisease.net) y el descubrimiento genético del riesgo nos han dado los primeros pasos hacia ello. El hallazgo sugirió que el reequilibrio de los niveles de expresión, ya sea mediante terapia génica o el nivel de proteínas (inmunoterapia), puede ser muy prometedor, y nuestra mejor definición de la enfermedad promoverá diagnósticos precisos y la generación exitosa de terapias.
—¿Cuál es su mirada sobre una sociedad del siglo XXI que emerge más longeva y la aparición y acceso al tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas?
—A medida que nuestra esperanza de vida aumenta, debemos centrarnos también en nuestra salud, no tiene sentido vivir 20 años más si sufrimos enfermedades mortales como la enfermedad de Pick y otras demencias. Necesitamos urgentemente terapias dirigidas que puedan retardar, detener o prevenir la aparición de trastornos neurodegenerativos ahora. Esta es una pandemia crónica, a diferencia de la naturaleza aguda de COVID-19, pero sin tratamientos será igualmente, si no más devastadora para la sociedad que lo que hemos presenciado anteriormente. Necesitamos desesperadamente una mayor financiación para la investigación y apoyo a la participación de los pacientes, mientras todos trabajamos juntos. como comunidad para luchar contra estos trastornos cerebrales.
Investigadores de Mayo Clinic identificaron la variante genética que incrementa el riesgo de padecer la enfermedad de Pick. Los expertos creen que este hallazgo, que resalta la importancia de la proteína Tau y su implicación en la demencia, podría ser clave para el desarrollo de nuevas terapias.
El estudio se centró en el análisis de muestras cerebrales y de sangre de 338 pacientes diagnosticados con ese tipo de demencia y 1.312 individuos neurológicamente sanos. Las muestras procedían de 35 bancos cerebrales y hospitales de América del Norte, Europa y Australia, recopiladas entre 2020 y 2023. “Descubrimos que la variante genética MAPT H2 se asocia con un mayor riesgo de enfermedad de Pick en personas de ascendencia europea”, afirmó el doctor Ross.