En la meseta central de Chubut, en la zona de Laguna Fría, el establecimiento ganadero Los Cinco Hermanos enfrenta un insólito caso judicial. Hace ya 4 años, los propietarios denunciaron el robo de 35 chivas por parte de personas de un campo vecino. Sin embargo, a pesar de presentar pruebas contundentes, como fotos y videos, la justicia no les ha dado una respuesta favorable.
Lo que ha generado mayor indignación es que, para recuperar sus animales, los damnificados deben realizar un examen de ADN para confirmar su pertenencia. Este requisito, calificado como absurdo por los afectados, se convirtió en un obstáculo inesperado en su lucha por obtener justicia.
Pruebas ignoradas y un proceso interminable por el robo de 35 chivas
Estela Luengo, propietaria de Los Cinco Hermanos, expresó su frustración por el trato recibido durante todo este tiempo. Según explicó, las chivas robadas cuentan con marcas y señales que claramente las identifican como parte de su ganado. Sin embargo, ni estas evidencias ni los testimonios presentados han sido suficientes para convencer al sistema judicial.
“A pesar de todas las pruebas que presentamos, nunca nos creyeron. En cambio, sí dieron crédito a la versión de los imputados”, comentó Luengo, visiblemente afectada.
Además, Luengo cuestionó la lentitud del proceso. Señaló que la justicia tardó un año en ordenar un allanamiento y otros tres en desarrollar un juicio que no ha tenido resultados positivos.
El pedido de ADN: un punto de quiebre
El abogado defensor de los imputados llegó al extremo de solicitar que se realice un análisis de ADN a los animales para determinar su pertenencia. Este planteo no solo retrasa aún más el proceso, sino que también agrega una carga económica y emocional para los damnificados.
Este conflicto no solo afecta al establecimiento ganadero, sino que pone en evidencia las debilidades en el manejo de casos rurales en la región. Para Luengo, este proceso ha sido una muestra de la falta de respuestas concretas y de la desprotección que sufren los productores ante situaciones de este tipo.
“Es injusto. Llevamos cuatro años reclamando algo que es nuestro y solo encontramos trabas en el camino”, concluyó la ganadera.