Controlar la diabetes. El ejercicio es una herramienta fundamental para el manejo de la diabetes, actuando como un medicamento natural que mejora la capacidad del cuerpo para utilizar la insulina. Sin embargo, solo una cuarta parte de los adultos en Estados Unidos sigue las recomendaciones de actividad física, lo que subraya la necesidad de priorizar el movimiento en nuestras vidas. La actividad física regular no solo mejora el estado de ánimo y ayuda a controlar el peso, sino que también es crucial para prevenir y manejar enfermedades crónicas como la diabetes.
Para las personas con diabetes, el ejercicio es especialmente importante. Amy Kimberlain, especialista en atención y educación sobre la diabetes, destaca que el ejercicio mejora la función de la insulina, permitiendo que la glucosa entre en las células y reduzca los niveles de azúcar en sangre. Este proceso es vital para evitar complicaciones de salud asociadas con la diabetes, como la obesidad y la hipertensión. Cuanto más se mueva una persona, mejor será su respuesta a la insulina, lo que resalta la importancia de integrar el ejercicio en la rutina diaria.
El ejercicio cardiovascular, que incluye actividades como caminar, correr y nadar, es altamente beneficioso para las personas con diabetes. Briana Butler, dietista y copropietaria de Stef & Bri Wellness, explica que el ejercicio cardiovascular mejora la resistencia a la insulina y el control del azúcar en sangre. Durante estas actividades, los músculos absorben glucosa para obtener energía, lo que ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre de manera efectiva.
La pregunta que surge es si el ejercicio cardiovascular es mejor que el de resistencia para las personas con diabetes. Los expertos coinciden en que ambos tipos de ejercicio son igualmente beneficiosos y que lo ideal es combinarlos en una rutina constante. Esta combinación maximiza los beneficios, ya que cada tipo de ejercicio contribuye de manera única al control del azúcar en sangre y a la mejora de la salud general.
Para obtener los mejores resultados, se recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio cardiovascular moderado a intenso por semana, junto con al menos dos días de entrenamiento de resistencia. Esta combinación no solo ayuda a reducir los niveles de A1C, sino que también mejora la capacidad del cuerpo para absorber glucosa durante y después del ejercicio.
Antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios, es esencial consultar con un médico. Una vez que se tenga el visto bueno, es importante empezar poco a poco, quizás con caminatas diarias, que pueden tener un impacto significativo en la salud. Además, es crucial monitorear cómo responde el cuerpo al ejercicio, ajustando las comidas y la medicación según sea necesario.
Dividir el ejercicio en sesiones más cortas también puede ser efectivo. Kimberlain sugiere que incluso sesiones de 10 minutos pueden ser beneficiosas, lo que facilita la incorporación del ejercicio en una agenda ocupada. Encontrar un compañero de entrenamiento o unirse a una clase de fitness puede aumentar la motivación y el compromiso con la rutina de ejercicios.
Probar diferentes tipos de ejercicios, como Pilates o Zumba, puede hacer que el ejercicio sea más agradable y sostenible a largo plazo. La clave es encontrar una actividad que se disfrute, lo que aumentará la probabilidad de mantenerla como parte de la rutina diaria.