Patagonia Azul: el paraíso. Según publicó LM Neuquén, el sur costero de Chubut guarda un recorrido de algo más de 450 kilómetros, conocido como la Patagonia Azul, en el que se distribuyen cuatro “portales” de acceso gratuito a lugares ideales para conectarse con la naturaleza, los paisajes asombrosos y la fauna terrestre y marina autóctona.
Salvo por la reserva de Punta Tombo, famosa por su colonia de pingüinos de Magallanes, no se trata de un destino muy conocido. Sin embargo, la prestigiosa revista AFAR, especializada en turismo y viajes, acaba de elegirlo como uno de los mejores lugares del mundo para vacacionar en este 2025.
Para conocerlo, hay que recorrer la Ruta 1, un camino de ripio que serpentea muy cerca de la costa atlántica conectando Comodoro Rivadavia con Rawson, que tiene cuatro portales de acceso a áreas protegidas diferentes, todas maravillosas.
Caleta Córdova, punto de partida
El punto de partida es Caleta Córdova, un pueblo lleno de mística a solo 7 kilómetros al norte de Comodoro, con un puerto en el que amarran coloridos barcos pesqueros cubiertos de aves. Un paseo costero, playas de canto rodado y restingas donde en marea baja se puede descubrir la vida marina.
Ubicado a 18 kilómetros de ese pueblo de mar, camino a Rawson, se ubica el Portal Rocas Coloradas. El lugar, área protegida desde 2019, ofrece un mundo de colores contrastantes y geoformas que dan testimonio de las fuerzas naturales que actúan sobre este paisaje único, que se pueden recorrer en aventuras en 4×4 como en travesías de mountain bike, las dos opciones que ofrecen operadores turísticos. También, con los servicios de algún baqueano. En el lugar, recomiendan evitar ir solo y aclaran que no hay proveeduría dentro del parque, por lo que hay que llevar todo lo necesario.
Además de los cautivantes paisajes del Valle Lunar, el Monte de Meteoritos y el Bosque Petrificado, de más de 60 millones de años de antigüedad, hay circuitos de media y baja intensidad para hacer trekking al Pico Salamanca, el cerro más alto de la Patagonia Azul, de 576 metros.
El siguiente portal es el de Bahía Bustamante, ya en el corazón de la Patagonia Azul. Es la puerta sur del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral (PIMCPA), el lugar más biodiverso y productivo de la costa chubutense; y un espectáculo natural que regalan el paisaje y las corrientes marinas que llenan de vida el lugar.
Allí se allanan los cerros y los acantilados desaparecen, para que se abran enormes bahías protegidas y de aguas poco profundas, que quedan al descubierto en la marea baja, con un sinfín de aves playeras y marinas aprovechando el momento para alimentarse en grandes bandadas.
Después de casi 50 años de extracción de algas, el lugar pasó de la actividad industrial al turismo de naturaleza, con el avistaje de aves como un atractivo destacado.
Efectivamente, según se informa en el sitio oficial de la Patagonia Azul, 13 de las 16 especies de aves marinas que nidifican en la Argentina lo hacen en Bahía Bustamante, que fue declarada un Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA).
En verano se avistan colonias de gaviotines en rocas cercanas; el playero rojizo y muchas otras especies de chorlos, aves migratorias cuando descansan en las playas arenosas a lo largo de su migración. Por otra parte, las islas e islotes ofrecen a las aves marinas el ambiente ideal para su reproducción.
El Centro de Interpretación de la Patagonia Azul
Aquí el lugar de referencia es el centro de interpretación que se montó en una casa de piedra construida en 1928, epicentro de este portal. Allí dan información turística sobre los circuitos terrestres y navegaciones que conectan a todos los portales turísticos y comunidades de Patagonia Azul.
Además, en otro espacio hay una muestra permanente destinada a concientizar sobre la importancia de proteger el mar argentino, sus costas, su fauna y su vegetación. Y una segunda sala invita a una experiencia inmersiva, para sumergirse virtualmente en el mar, apreciar su biodiversidad y ver el efecto de su mayor amenaza: la pesca de arrastre.
Desde el Centro de Interpretación salen caminatas de distintas dificultades y paseos en bicicleta. Para los que quieran disfrutar de un pequeño descanso hay, además, una confitería, donde se ofrecen productos regionales que pueden disfrutarse en las diferentes y acogedoras salas de la antigua casa de piedra.
Cabalgatas por paisajes únicos
Pero para muchos, el punto fuerte de Bahía Bustamante son las cabalgatas, en recorridos de distinta duración y dificultad, que permiten conectar dos inmensidades: la estepa y el océano. En el camino es posible cruzarse con choiques, guanacos y maras que habitan la zona, mientras -claro- las aves cruzan el cielo.
Todas las opciones son aptas para todo público y parten del Centro de Interpretación. Hay un paseo de 10 kilómetros y tres horas, hasta el Arroyo Marea. La segunda opción es de nivel intermedio -hay que haberse subido a un caballo anteriormente- y lleva entre 5 y 6 horas para hacer 15 kilómetros hasta Punta Esquerra, recorriendo playas con fauna marina y terrestre. Y finalmente, una travesía de 30 kilómetros, de día completo, que como premio ofrece acceso a lugares a los que solo se puede llegar así: montando. Incluye el almuerzo, bebidas, snacks y una recibida en la Estancia San Miguel.
Por último, en este punto intermedio de la Ruta Azul, hay opciones para pasar la noche y seguir el recorrido al día siguiente. Bahía Bustamante ofrece el camping Arroyo Marea, de acceso libre y gratuito con fogones, baños secos y un refugio con cocina – comedor de uso compartido. Hay que llevarse agua potable.
Otra opción es seguir recorriendo la ruta de ripio y doce kilómetros antes de llegar a Camarones, en el Portal Isla Leones, instalarse en alguno de los dos campings que ofrece, también gratuitos.
En esta parada, hay varios senderos autoguiados y un puerto natural para la excursión náutica a Isla Leones y su mítico faro, además de importantes colonias de lobos marinos y pingüinos de Magallanes.
Paseos en el mar
Si: en esta parte, el atractivo son los paseos por el mar, el sitio histórico Caleta Hornos y otras islas del Parque PIMCPA, para conocer su gran diversidad de fauna silvestre marina. Cuentan que surcando las olas, suelen presentarse entre los visitantes petreles, patos vapor (una especie endémica de la zona), cormoranes y gaviotas, entre otras aves marinas. Y desde el agua, suelen dejarse ver toninas overas, delfines australes y ballenas (según la época se pueden ver jorobadas, sei, minke o la famosa franca austral).
En torno a las islas también se puede hacer snorkel y buceo. Mientras que los amantes del surf pueden aprovechar las olas de Cabo Raso. Bahía Camarones, por último, ofrece las opciones del kitesurf y el wing foil.
El fantástico menú de la Patagonia Azul cierra ya llegando a Rawson, en la magnífica Punta Tombo, con su conocida colonia de pingüinos de Magallanes, presente todos los veranos en su ciclo de reproducción. El cierre perfecto en un destino turístico mucho más conocido, para un recorrido por algunos secretos que la costa patagónica guarda, y empiezan a ser reconocidos a nivel mundial.