Paquita inmortal en música. Francisca Viveros Barradas, inmortalizada en el mundo artístico como Paquita la del Barrio, partió este 17 de febrero a los 77 años, dejando un vacío irreparable en la música hispana. Conocida como “La voz de las mujeres dolidas”, su carrera, que abarcó más de cinco décadas, se erigió como un bastión de fuerza y rebeldía contra las injusticias hacia las mujeres, consolidándola como un referente cultural en México y más allá de sus fronteras.
Nacida en Alto Lucero, Veracruz, en 1947, Paquita emergió de circunstancias humildes para convertirse en un fenómeno musical. Su estilo, una mezcla cruda de pasión ranchera y letras audaces, desafió los estereotipos de género en un género dominado históricamente por voces masculinas. Canciones como ‘Rata de dos patas’, un himno de desprecio hacia la infidelidad, y ‘Cheque en blanco’, una crítica mordaz al machismo, se convirtieron en banderas de empoderamiento. Sus temas, cargados de ironía y sarcasmo, resonaron no solo por su calidad musical, sino por su capacidad de dar voz a quienes sentían invisibilizadas sus luchas.
Su impacto trasciende la música
Paquita fue un símbolo de resistencia. En entrevistas, solía decir: “Canto lo que muchas callan”, reflejando su compromiso con denunciar el abuso y la desigualdad. Su influencia permeó en generaciones de artistas, desde Pepe Aguilar hasta jóvenes intérpretes que ven en ella un modelo de autenticidad, publicó El Comercio. Aunque nunca recibió un Grammy, su legado fue reconocido con homenajes en el Palacio de Bellas Artes en 2017 y una estrella en el Paseo de las Luminarias en la Ciudad de México.
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La noticia de su fallecimiento, anunciada mediante un escueto comunicado en redes sociales, conmocionó a sus seguidores. Aunque no se especificaron las causas, se mencionó que enfrentaba problemas de salud en semanas recientes. Medios mexicanos detallaron que sus restos serán velados en la Ciudad de México, permitiendo que el público rinda tributo a quien, en vida, les regaló coraje y catarsis.
Más que una artista, Paquita fue un fenómeno social. Su música, utilizada en marchas feministas y colectivas, sigue siendo un grito de lucha. Aunque su partida marca el fin de una era, su legado perdura: un recordatorio de que el arte puede ser vehículo de transformación. Descanse en poder, la reina de la ranchera brava.