El presidente de Chile, Gabriel Boric, cumplió hoy tres años desde que asumió el Gobierno, con aciertos en materia laboral al promulgar una reforma al sistema de pensiones y el aumento al salario mínimo, pero golpeado por escándalos en su gabinete y partidos afines, además de la atomización de las promesas refundacionales, según la consideración de expertos.
«Está en nosotros construir un país mejor y yo, como presidente de la República, habiendo cumplido ya tres años de Gobierno y quedando un largo año de mucho trabajo, estoy al pie del cañón 24/7 para ustedes y para construir un país más justo y mejor», dijo el mandatario este martes durante un acto masivo llevado a cabo en la zona norte de la capital chilena.
Boric asumió el poder en marzo de 2022, con 36 años de edad, el mandatario más joven en la historia del país austral, mediante una coalición que renovó la política en manos de dos bloques desde el retorno a la democracia en 1990, luego del fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Aunque en su discurso de triunfo Boric prometió que Chile se iba a transformar en «la tumba del neoliberalismo», en tres años los aires refundacionales han mutado al control migratorio, la crisis de seguridad y el intento por sacar adelante reformas políticas y sociales.
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El académico de la Universidad de Talca, Mario Herrera, comentó en tal sentido para Xinhua que «los principales aciertos» del mandatario chileno están relacionados con «políticas en materia laboral».
Para el también politólogo y doctor en estudios americanos, en los tres primeros años de Gobierno de Boric de la mano de la ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, ha habido «proyectos emblemáticos» como la Ley de 40 horas que busca disminuir en forma paulatina las 45 horas laborales semanales, además del aumento al salario mínimo de 372 a unos 532 dólares y la reforma previsional.
«La capacidad del Gobierno para encontrar acuerdos en esta materia será uno de los principales legados del presidente Boric», profundizó Herrera. Apuntó, sin embargo, que el fracaso del primer proceso constitucional que buscó cambiar la actual Carta Magna y que apoyó el presidente, obligó al Gobierno a «reordenar sus prioridades y a modificar partes sustantivas del programa».
«Ciertas políticas identitarias y de política social fueron reemplazadas por la discusión sobre cuestiones económicas, de seguridad y de migración que se tomaron por completo la agenda pública», indicó el politólogo.
«El segundo son los escándalos públicos», dijo respecto a la malversación de fondos públicos a través de fundaciones, lo que afectó a parlamentarios afines al Gobierno, además de la acusación de presunta violación de quien fue subsecretario de Interior, Manuel Monsalve.
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«Otros escándalos de corrupción golpean la línea de flotación de un Gobierno que pretendía erradicar dichas prácticas», abundó el experto. Herrera profundizó que de manera normal los últimos años presidenciales se concentran en consolidar el legado presidencial.
«Este será un año marcado por la elección presidencial. Hasta ahora, en términos políticos, ninguno de los candidatos del pacto electoral de Gobierno ha logrado posicionarse en las encuestas», dijo en ese sentido.
Por su parte, el politólogo y doctor en estudios de América Latina, Gonzalo Álvarez, comentó a Xinhua que la reforma de pensiones lograda por la presente administración, aunque «deja a la clase política tranquila y a los sectores empresariales, no apunta a lo que tenía el Gobierno en su programa inicial».
«Hay un sector más hacia la izquierda y también un sector social que no lo observa como una gran transformación, ni que cumple con las expectativas», dijo el politólogo sobre el plan que mantiene las actuales Administradoras de Fondos de Pensiones.