Conocemos mejor la superficie de la Luna que el suelo bajo nuestros pies. En cada cucharada de tierra vive una cantidad de microorganismos mayor que la población humana del planeta.
Científicas y activistas como Toby Kiers, Henrietta Courtauld y Bridget Elworthy lideran iniciativas para proteger este ecosistema invisible que sostiene toda la vida en la Tierra, según publicó Radio 3.
Henrietta Courtauld y Bridget Elworthy, conocidas como The Land Gardeners, insisten en que «unos suelos saludables son los cimientos para un planeta saludable y una gente saludable». Según explicaron, apenas se ha mapeado el 15% del microbioma terrestre, aunque ya se reconoce que los hongos, bacterias y microorganismos son esenciales para la biodiversidad y para mitigar el cambio climático.
La bióloga Toby Kiers, apodada la «astronauta subterránea», fundó la Sociedad para la Protección de las Redes Subterráneas (SPUN), que busca cartografiar las redes fúngicas vitales para el ecosistema. «Nuestra meta es hacer visible ese mundo oculto, igual que se hicieron visibles los fondos marinos», afirmó Kiers. Según sus investigaciones, las redes micorrícicas no solo sustentan la vida vegetal, sino que también capturan carbono y fortalecen los suelos.
Proyectos en todo el mundo, como la planta de compost de Els Sots en Barcelona o la granja Chaos Springs en Nueva Zelanda, se suman a esta revolución silenciosa. Desde Londres, The Land Gardeners impulsan además la exposición Soil, the world at our feet, en Somerset House, donde arte y ciencia se unen para concientizar sobre la importancia del suelo.
El micólogo Merlin Sheldrake, a través de experiencias inmersivas como Poetics of Soil, recuerda que «durante cientos de millones de años, los hongos han reciclado la vida y tejido complejas redes subterráneas comparables al cerebro humano». En un momento crítico para el futuro del planeta, proteger los suelos es también protegernos a nosotros mismos.