Delincuentes tecnología. Las estafas por Internet, lejos de ser casos aislados, han crecido de forma durante los últimos años, impulsadas por la expansión de la tecnología y, sobre todo, por la falta de conocimiento en ciberseguridad por parte de los usuarios.
En este escenario, los delincuentes digitales no solo actúan con herramientas cada vez más sofisticadas, sino que se apoyan en errores comunes cometidos diariamente por las personas.
Según reportes de organismos dedicados a la prevención del fraude, la sobreexposición de información personal es uno de los principales factores que explican por qué los usuarios se convierten en blancos fáciles. Lo que parece una actividad inocente o rutinaria puede abrir la puerta a la ingeniería social, la suplantación de identidad y otras formas de cibercrimen.
Cinco cosas que hacemos a diario para atraer la atención de ladrones en Internet
- Participar frecuentemente en concursos y sorteos
Una de las vías más efectivas para recolectar datos personales es el registro en promociones o sorteos en línea. Generalmente, estos concursos solicitan nombre completo, edad, dirección, correo electrónico y hasta número telefónico. A simple vista, se trata de campañas inofensivas organizadas por marcas, pero lo que muchos desconocen es que esos datos pueden ser compartidos o vendidos legalmente a terceros.
Los estafadores analizan no solo la información proporcionada, sino también el perfil psicológico de los participantes. “Quienes creen en la suerte y se registran con frecuencia en sorteos, resultan más susceptibles a ser manipulados”, señalan los expertos.
De esta manera, se construye una base de datos con personas proclives a responder ante promesas de premios o beneficios, terreno fértil para los fraudes por correo electrónico o mensajes directos en redes sociales.
- Enviar formularios de garantía sin precaución
Registrar un electrodoméstico o un producto electrónico mediante el envío de tarjetas de garantía por correo —físico o electrónico— es otra práctica que suele pasar inadvertida. Estos formularios piden datos laborales, financieros y personales, que quedan almacenados en bases que pueden filtrarse o ser comercializadas.
Esta información se convierte en oro para los ciberdelincuentes, ya que permite realizar ataques personalizados. Desde ofertas falsas hasta estafas que imitan a la empresa fabricante, los datos recopilados en estos registros facilitan que el fraude se vista de legitimidad. El robo de identidad también es una posibilidad real cuando se cuenta con esta clase de información detallada.