En la Patagonia, el guanaco es clave pero genera controversia. ¿Es un competidor o un tesoro de fibra? Un informe revela claves del conflicto y el futuro de la especie.
El guanaco, nativo y emblemático de la Patagonia, es una especie clave en los sistemas socioecológicos de la región por su rol ecológico en la cadena, su potencial para restaurar ambientes degradados, el alto valor de su fibra y su importancia cultural. Sin embargo, la gestión de sus poblaciones fue históricamente un desafío, marcada por el conflicto con la principal actividad productiva en su área de distribución: la ganadería.
El debate tiene una historia tan extensa como los campos patagónicos. Desde la consolidación del modelo de producción ganadera regional, principalmente ovina, a fines del siglo XIX, el guanaco pasó de ser un recurso crucial para los pueblos originarios a ser percibido como un obstáculo para la expansión ganadera.
Productores y parte del sector técnico argumentan que el aumento en las densidades de guanacos —percibido como descontrolado y por encima de la capacidad de carga ambiental— provoca competencia con el ganado por forraje y agua, generando sobrepastoreo y deterioro del hábitat. Con estos argumentos, se reclama un urgente control poblacional mediante el manejo extractivo para recuperar la actividad ganadera.
No obstante, numerosos trabajos de investigación y revisión científica demuestran que estos argumentos no arrojan resultados del todo contundentes. Si bien puede haber competencia, todo parece indicar que es el guanaco el perjudicado, ya que se adapta a subsistir con lo que el ganado no aprovecha. Los estudios tampoco muestran un impacto significativo sobre la vegetación por parte de los guanacos, ya que es una especie coevolucionada con los pastizales.
Por otro lado, los estudios resaltan que el inadecuado manejo ganadero generó una profunda degradación de los ecosistemas patagónicos, con un 94% del territorio con algún grado de desertificación.
Vamos a números
El guanaco habita los ambientes de estepa y es considerado potencialmente vulnerable en Argentina. A nivel global, más del 80% de las poblaciones de guanaco habitan nuestro país.
Históricamente, la población total de guanacos se estimaba entre 30 y 50 millones de individuos antes de la conquista europea. Para fines del siglo XIX, se redujo a unos 7 millones. Un relevamiento aéreo en el año 2000 estimó una población mínima de 402.000 animales para la Patagonia continental.
Hoy, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que la población total no superaría los 600.000 individuos.
El guanaco ofrece una alternativa de desarrollo económico y contribuye a preservar los ecosistemas locales. Su fibra es una de las más finas del reino animal, muy apreciada en el mercado textil internacional por su impermeabilidad y suavidad, llegando a cotizar hasta 180 dólares el kilo, frente a los 5 o 6 dólares de la lana de oveja. Argentina es el único país en condiciones de exportar fibra de guanaco.
Entre 2007 y 2013, se exportaron 3.270 kilogramos de fibra de guanaco, principalmente a Alemania (50%), Italia (26%) y Perú (24%). En 2018, se registró la exportación de 19.500 kilogramos de carne de guanaco sin hueso a Bélgica, provenientes de Santa Cruz.
Marcos de gestión y cambios recientes
Argentina puso en marcha intentos para abordar la problemática. El Plan Nacional de Manejo Sustentable del Guanaco (2006) fue acordado por autoridades nacionales, provinciales, científicos y ONGs, considerado sólido y con base científica, aunque con mínima participación de los ganaderos. Por el contrario, el plan aprobado en 2019 fue criticado por no considerar la experiencia científica ni los conflictos socioeconómicos, lo que exacerbó las tensiones.
En septiembre de 2024, el Gobierno Nacional derogó el controvertido Plan de 2019 y emitió la Disposición 812/2024. Esta nueva normativa elimina varios requisitos previos para las provincias, como la obligación de realizar relevamientos provinciales periódicos para monitorear la abundancia y distribución de la especie, lo que ha encendido las alarmas en el sector científico.
El Plan Nacional de Manejo del Guanaco contempla modalidades de uso como la cría en cautiverio para esquila en vivo y el manejo en silvestría mediante captura y esquila. Se busca transformar al guanaco de un competidor a un recurso complementario en los sistemas productivos.
Oportunidades en Santa Cruz
Por estos días, la provincia de Santa Cruz está avanzando en su Plan de Manejo del Guanaco, destacando el crecimiento del mercado de carne de guanaco, que duplicó su volumen respecto a la temporada anterior en solo dos meses.
La carne ha sido validada por el INTA por su alto contenido proteico, bajo nivel de grasas y óptima relación de ácidos Omega 3 y Omega 6. Además, se exploran productos derivados como el cuero y la harina de hueso y carne.
La implementación del plan requiere voluntad política y recursos para el fortalecimiento institucional, la fiscalización y la investigación. Es fundamental mejorar la calidad de las evaluaciones poblacionales, ya que las estimaciones actuales presentan niveles de incertidumbre incompatibles con la toma de decisiones de manejo precisas.
La ciencia insiste en la necesidad de un sistema coordinado de información sobre el guanaco en Argentina, georreferenciado y accesible, para fundamentar las decisiones de manejo.
Además del conflicto ganadero, otras amenazas incluyen la depredación por pumas (cuyas poblaciones se han recolonizado en Patagonia) y el avance del ciervo colorado (que compite por forraje y puede subsidiar a los pumas), así como la transmisión de enfermedades desde animales domésticos.