Más allá de las nociones de que los médicos osteópatas son más holísticos o de que fueron rechazados de las facultades de medicina alopática, muy pocas personas saben sobre su formación.
Médico osteópata. Muchos indicadores parecen señalar que la medicina osteopática es una profesión en su mejor momento.
El número de médicos osteópatas, reconocibles por la sigla DO en inglés, ha crecido un 70 por ciento en la última década y se espera que siga en aumento. De acuerdo con NYTIMES.
Más de una cuarta parte de todos los estudiantes de medicina de Estados Unidos se están formando para ser osteópatas, en parte gracias a la cantidad limitada de plazas en las facultades de medicina alopática y al número creciente de vacantes en las facultades de osteopatía (en los últimos cinco años se han abierto 14 campus).
Y en los últimos años, este campo ha ganado prestigio a medida que sus médicos han ido ascendiendo a los puestos médicos más altos del país: osteópatas encabezan los principales sistemas médicos, supervisan el equipo médico de la NASA, dirigen la página médica más seguida en las redes sociales y, durante los tres gobiernos más recientes, han supervisado la atención médica del presidente de Estados Unidos.
“Creo que estamos —no quiero decir infiltrándonos—, pero estamos en todas partes”, dijo Teresa Hubka, presidenta de la Asociación Americana de Osteopatía.
Sin embargo, la cara cambiante de la medicina ha sido en gran medida invisible para el público. Más allá de las vagas nociones de que los osteópatas son más holísticos, o de los estereotipos de que fueron rechazados de las facultades de medicina convencional, muy pocos pacientes saben cómo la formación de un osteópata puede influir en su atención a la salud. Una de las preguntas más buscadas en Google sobre los osteópatas, que tienen pleno derecho a ejercer la medicina en Estados Unidos desde 1973, es si son médicos.
Médicos osteópatas: historia, mitos y diferencias con los médicos convencionales
A lo largo de la carrera de Christina Weaver como médica osteópata, la han confundido con una “médica de los huesos” (ortopedista), una homeópata (sanadores alternativos que no tienen un título médico) y una quiropráctica (que tampoco cuentan con él).
Muchos pacientes ni siquiera se dan cuenta de que su médico es osteópata a menos que vean por casualidad el título colgado en la pared, dijo Norman Gevitz, sociólogo que ha escrito un libro y decenas de publicaciones sobre el campo de la medicina osteopática. (Esto incluye a su propia madre, quien no sabía qué era un osteópata ni siquiera después de que él le dedicara un libro sobre el tema).
La diferencia entre un osteópata y un médico convencional o alópata, conocidos como MD por su sigla en inglés, solía ser mucho más obvia. En 1874, cuando un desilusionado médico de la Guerra Civil, Andrew Still, inventó la osteopatía, su intención era que existiera en marcado contraste con las duras prácticas médicas dominantes de la época, que incluían sangrías y la prescripción de dosis tóxicas de mercurio.
Su filosofía afirmaba que la mayoría de las dolencias eran el resultado de una desalineación, principalmente en la columna vertebral, que podía curar al ajustar físicamente los huesos y las articulaciones en lugar de recetar medicamentos. Sus métodos no tardaron en ganar popularidad a medida que se corría la voz de las “milagrosas” capacidades curativas de Still.
Still empezó a formar a nuevos profesionales en su escuela en Misuri, para indignación de muchos médicos alópatas. Esos médicos consideraban a los osteópatas “miembros de una secta” y lucharon agresivamente para acabar con la profesión mediante demandas y presiones legislativas.
Pero a lo largo del siglo siguiente, la brecha entre las dos filosofías médicas empezó a estrecharse cuando los osteópatas empezaron a recetar medicamentos y a realizar cirugías. A mediados de la década de 1970, los osteópatas eran médicos con licencia en los 50 estados de la unión americana.
Osteópatas y médicos alópatas: cada vez más parecidos, pero con raíces distintas
Hoy en día, la distinción entre los osteópatas y los médicos alópatas es mucho más difusa. Los osteópatas aún asisten a facultades de medicina distintas, pero su plan de estudios es muy similar y muchos realizan los mismos exámenes para obtener sus licencias.
Desde 2020, los osteópatas y los médicos alópatas asisten a los mismos programas de residencia, donde reciben formación práctica en la especialidad que eligieron.
“Creo que somos más iguales que diferentes”, dijo Weaver, decana adjunta de la Facultad de Medicina Osteopática de la Universidad AT Still de Arizona.
Y a pesar del estigma persistente sobre la medicina osteopática (el comediante Hasan Minhaj ha comparado a los médicos osteópatas con el refresco RC Cola, que no es de marca conocida), las investigaciones no han encontrado diferencias significativas entre las profesiones en lo que se refiere a reingresos hospitalarios, fallecimientos tras hospitalizaciones, resultados quirúrgicos u otras métricas de los pacientes.
Aunque en la formación moderna aún se incorporan vestigios de la filosofía original de Still —los estudiantes pasan unas 200 horas aprendiendo un enfoque práctico para diagnosticar y tratar diversas dolencias, lo que se denomina tratamiento osteopático manipulativo—, la mayoría de los osteópatas afirman que no utilizan estas técnicas.
Anita Skariah, médica de atención primaria de la UNC Health en Carolina del Norte, dijo que el enfoque más holístico de la atención de un osteópata, es decir, preguntar por los factores estresantes de la vida de un paciente o por su nutrición, podría haberla distinguido en otro tiempo de sus colegas que son médicos alópatas.
Pero incluso eso se ha desvanecido a medida que más instituciones médicas reconocen que los factores sociales y el estilo de vida pueden influir en la salud de una persona. “Ya no puedo decir que sea algo exclusivo de mí”, dijo.
Osteópatas: protagonistas en atención primaria y salud rural en EE.UU.
Lo que ha seguido siendo distintivo son los lugares donde los osteópatas trabajan: de forma desproporcionada en zonas rurales y en centros de atención primaria. En la actualidad, casi el 60 por ciento de los médicos osteópatas son profesionales de atención primaria, un porcentaje mucho mayor que el de los médicos alópatas, y las facultades de medicina osteopática producen muchos más médicos rurales que los programas de medicina alopática.
La razón de esta diferencia depende de a quién le preguntes. Una explicación, a menudo ofrecida por los médicos alópatas, es que los programas de formación en atención primaria tienen mayores tasas de aceptación que los de especialidades mejor pagadas, como cirugía o anestesiología, y los puestos de trabajo en los mercados rurales son menos competitivos.
Pero muchos osteópatas afirman que atender a las comunidades históricamente desatendidas por el estamento médico es una parte central de la filosofía osteopática. Prueba de ello es que la mayoría de las facultades de medicina osteopática se construyeron en zonas rurales o “desatendidas médicamente”, como Kirksville, Misuri; Harrogate, Tennessee, y Detroit.
Definir qué hace distinta a la medicina osteopática es más que un ejercicio académico, es un problema existencial para la medicina osteopática.
“Sin ese sentido de peculiaridad, la profesión puede morir desde dentro”, dijo Gevitz.
Tal y como están las cosas, Estados Unidos es el único país desarrollado que forma a dos profesiones distintas para que actúen como médicos plenamente autorizados. Y los hospitales osteopáticos independientes y los programas de residencia ya han sido absorbidos por instituciones de medicina alopática, señaló Gevitz. Dijo que las facultades de medicina osteopática o incluso el mismo título de DO podrían verse un día completamente superadas por las titulaciones de medicina convencional.
John Licciardone, investigador del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte de Texas, que ha publicado varios artículos sobre la profesión, duda que a muchos osteópatas de base les importe que se les agrupe con sus colegas alópatas. Según dijo, a medida que se ha ido ampliando el campo, cada vez más médicos osteópatas parecen contentos de no destacar entre la multitud: “Solo quieren ser médicos”.