No todas las personas viven su cumpleaños de la misma manera. Mientras para algunos representa un día cargado de ilusión, encuentros y festejos, para otros puede convertirse en un momento incómodo que prefieren pasar desapercibido.
La psicología busca explicar por qué ciertas personas rechazan esta fecha y qué factores de la infancia o de la crianza pueden estar detrás de esa actitud.
Por qué evitas festejar tu cumpleaños según la psicología
De acuerdo con C5N. Los especialistas coinciden en que el rechazo a celebrar no suele ser un simple gusto personal, sino que muchas veces está vinculado a experiencias tempranas. La falta de atención en la niñez, padres emocionalmente distantes o dinámicas familiares donde no se transmitía afecto podrían dejar huellas que condicionan la manera en que un adulto percibe su propio cumpleaños. En lugar de alegría, la fecha puede despertar sentimientos de ansiedad, incomodidad o incluso tristeza.
Lejos de tratarse de un tema superficial, los expertos destacan la importancia de comprender cómo influyen los cumpleaños en la construcción de la autoestima y el sentido de pertenencia. Analizar estos patrones ayuda a reconocer las raíces de ese rechazo y a entender por qué para algunas personas resulta tan difícil sentirse merecedoras de cariño y celebración en un día que, en principio, debería ser positivo.
Cuál es el significado de no querer festejar tu cumpleaños según la psicología
De acuerdo con la psicóloga Vianney Esparza, quienes afirman que no disfrutan de las celebraciones ni de la atención suelen ser, paradójicamente, los que más lo necesitan. La especialista explica que esta actitud se relaciona con una infancia en la que probablemente no recibieron muestras de afecto o reconocimiento en sus propios cumpleaños. La ausencia de estas experiencias deja un vacío emocional que en la adultez puede manifestarse como rechazo a la fecha.
Esparza remarca que los cumpleaños no se reducen a la torta o a una fiesta, sino a lo que representan, como sentirse querido, valorado y parte de un entorno afectivo. Esa atención fortalece la autoestima, genera un sentido de pertenencia y contribuye a la seguridad emocional. Por eso insiste en que celebrar a los niños es esencial para que, de adultos, no experimenten carencias al enfrentarse a momentos de atención personal.
La psicóloga también advierte que llegar a la adultez sin haber recibido esas demostraciones puede dificultar el disfrute de los cumpleaños. La incomodidad frente a los saludos, los abrazos o los mensajes de cariño suele estar ligada a la sensación de no ser merecedor de esas expresiones. Según Esparza, todos necesitan experiencias positivas en estas fechas para asociarlas con amor y reconocimiento en lugar de incomodidad o vacío emocional.
En una visión complementaria, la coach Brooke Camporeale sostiene que muchas personas odian su cumpleaños porque crecieron con padres narcisistas o emocionalmente inmaduros. Bajo esas dinámicas, los niños eran tratados como una molestia o sentían que nunca alcanzaban las expectativas. Con el paso del tiempo, la fecha que debería ser de celebración se convierte en un recordatorio de esas heridas, reforzando la idea de que no hay nada que festejar.
La especialista remarca que esta percepción distorsionada impide reconocer logros y avances personales. En lugar de valorar el camino recorrido, el cumpleaños se transforma en un día incómodo, cargado de recuerdos de desvalorización. Romper ese patrón, según ella, implica trabajar en la autoestima y generar experiencias nuevas que reemplacen esas memorias negativas.