La administración estadounidense confirmó que está evaluando el envío de misiles Tomahawk a Ucrania, en lo que representaría una escalada significativa en el apoyo militar occidental a Kiev.
El anuncio se produce en un contexto de creciente frustración por la negativa rusa a participar en negociaciones de paz.
La confirmación del vicepresidente Vance
El vicepresidente J.D. Vance reconoció públicamente que Washington analiza suministrar estos misiles de crucero de largo alcance a las fuerzas ucranianas. Vance señaló que «has hecho esta pregunta sobre los Tomahawks. Es algo sobre lo que el presidente va a tomar la determinación final». El vicepresidente enfatizó que la decisión final recaerá en Donald Trump, quien actuará según «lo que más convenga a los intereses de Estados Unidos».
La solicitud de Zelenski y el contexto diplomático
La posible entrega de estos misiles responde a una solicitud directa del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante su encuentro con Trump en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Zelenski argumentó que estos sistemas avanzados podrían presionar a Vladimir Putin para negociar un acuerdo de paz. La petición se produce mientras Moscú rechaza participar tanto en conversaciones bilaterales con Ucrania como en negociaciones trilaterales que incluyan a Estados Unidos.
El cambio en la política de ataques profundos
Paralelamente, la administración Trump ya autorizó a Ucrania a realizar ataques de largo alcance dentro del territorio ruso. Keith Kellogg, enviado especial de EE.UU. a Ucrania, declaró que «no existen los santuarios», aunque aclaró que cada operación requiere aprobación caso por caso. Esta política marca un cambio significativo en las restricciones previas sobre el uso de armamento occidental.
La posición de Trump sobre el conflicto
Tras su reunión con Zelenski, Trump expresó en Truth Social su visión sobre el conflicto: «Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, está en condiciones de luchar y recuperar toda Ucrania en su forma original». Esta declaración, que alude a las fronteras de 1991 incluyendo Crimea, representa el respaldo más explícito del mandatario a las aspiraciones territoriales ucranianas desde que asumió su segundo mandato.
La presión sobre Rusia y el estancamiento diplomático
Vance describió la posición rusa como inflexible, señalando que el Kremlin se niega incluso a dialogar en formato trilateral con mediación estadounidense. El vicepresidente cuestionó la estrategia de Moscú: «Esta guerra es terrible para su economía, y tienen que preguntarse cuánta gente más van a tener que perder». La posible entrega de Tomahawks se enmarca en este esfuerzo por persuadir a Rusia a negociar.
La evaluación del envío de misiles Tomahawk a Ucrania representa un punto de inflexión potencial en el conflicto, combinado con la nueva política de permitir ataques en profundidad. Estas decisiones, que Trump tomará en las próximas semanas, podrían alterar significativamente el equilibrio militar en el campo de batalla y aumentar la presión sobre el Kremlin para buscar una solución diplomática. Información extraída del medio Euro News.