El Gobierno de Pedro Sánchez endureció su postura frente al conflicto en Medio Oriente y prohibió a Estados Unidos utilizar las bases de Rota y Morón para el traslado de armamento hacia Israel.
La medida fue confirmada por el Comité Conjunto Hispano-Norteamericano, según informó El País. Con esta decisión, España impide el paso de aviones o buques estadounidenses que transporten armas, munición o equipos militares hacia Israel, incluso cuando se trate de escalas intermedias.
Las autoridades españolas recalcaron que tanto Rota como Morón son instalaciones de soberanía nacional bajo mando español, por lo que cualquier operación requiere autorización previa. Sin embargo, existen vacíos que podrían flexibilizar la medida: España puede permitir vuelos hacia bases en Italia o Alemania, desde donde EE.UU. podría reanudar el trayecto hacia Israel sin aparecer en el plan de vuelo oiginal.
Antecedentes en la relación con EE.UU.
Este no es el primer roce entre Madrid y Washington. Meses atrás, seis cazas F-35 enviados a Israel evitaron las bases españolas y utilizaron la de Azores, en Portugal. Según euronews , esta decisión refleja las tensiones diplomáticas crecientes entre ambos países, con choques que incluyen la política hacia la OTAN, las restricciones comerciales y ahora, el embargo de armas a Israel.
Desde la Casa Blanca, un portavoz del Departamento de Estado calificó las medidas españolas como “profundamente preocupantes”, argumentando que limitan operaciones militares estadounidenses.
Restricciones y paradojas legales
La normativa española prohíbe expresamente la introducción de armas nucleares en su territorio desde el referéndum de la OTAN en 1986. No obstante, el convenio de defensa firmado durante la Guerra Fría establecía que España no preguntaría por el armamento a bordo de buques o aviones estadounidenses, a fin de evitar tensiones con la entonces Unión Soviética.
Los expertos remarcan que esta contradicción se mantiene: Washington no puede ingresar armas nucleares en España, aunque Madrid mantiene una política de confianza sin inspecciones directas.
La decisión de Pedro Sánchez marca un punto de inflexión en la política exterior española, que busca limitar su participación indirecta en el conflicto israelí y, al mismo tiempo, desafía la histórica relación estratégica con Estados Unidos.