La Flotilla Global Sumud navega rumbo a Gaza con más de cuarenta barcos cargados de ayuda humanitaria, mientras crecen los temores de una posible intervención israelí.
Los activistas rechazan descargar los suministros en Chipre y aseguran que buscan abrir un corredor humanitario directo hacia la Franja.
Actualmente, los barcos se encuentran al norte de Libia y al oeste de Creta. En dos o tres días, alcanzarán las aguas frente a Gaza, donde se espera un momento crítico: es probable que la Marina israelí intente impedir el paso. “Podrían detenernos, pero queremos aumentar la presión sobre Israel”, afirmó la eurodiputada italiana Annalisa Corrado desde el buque Karma, en diálogo con Euronews.
La postura de Israel
El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, aseguró que Israel no permitirá el ingreso de la flotilla, al considerar que se trata de una “zona de combate” y que el bloqueo naval constituye un acto legítimo de defensa. Por su parte, Eden Bar-Tal, director general de la Cancillería israelí, sostuvo que “no es una misión humanitaria, sino una provocación política”.
Rechazo a la propuesta italiana
Tras un ataque con drones que dañó parte de la flota en aguas internacionales la semana pasada, el Gobierno italiano propuso trasladar la ayuda a Gaza desde Chipre, bajo la supervisión del Patriarcado Católico de Jerusalén. Sin embargo, los organizadores rechazaron la iniciativa. Según Corrado, Italia “no es un interlocutor creíble” por su negativa a reconocer al Estado palestino y su postura en los acuerdos con Israel.
Riesgos y acompañamiento internacional
El convoy ya sufrió evacuaciones por fallas técnicas en algunos barcos, con asistencia de la Media Luna Roja y autoridades turcas. Mientras tanto, buques militares de Italia y España siguen el recorrido, aunque no tienen autorización para ingresar en aguas de Gaza ni enfrentarse a la armada israelí.
La Flotilla Global Sumud avanza hacia una etapa crítica de su travesía, con la determinación de romper el bloqueo y forzar la creación de un corredor humanitario. La tensión se incrementa a medida que se aproxima el momento del posible enfrentamiento en el Mediterráneo.