Teñirse con frecuencia revela emociones, identidad y procesos internos más allá de la estética.
Cambiar constantemente el color del cabello dejó de ser una simple moda. Según especialistas en psicología, esta práctica funciona como un lenguaje simbólico a través del cual las personas expresan sus emociones, identidad y la forma en la que desean ser percibidas.
El pelo como vehículo de expresión emocional
Cada transformación capilar transmite un mensaje. Para muchos, teñirse seguido representa una manera de iniciar nuevas etapas, reforzar seguridad o romper con patrones tradicionales. Según la coach Duduyemi, especialista en autoconcepto y poder personal, se trata de un gesto que conecta con valores internos y que va más allá de lo estético.
La psicología detrás de los cambios frecuentes
El Colegio de Psicólogos de Madrid indicó que elegir un tono u otro está directamente vinculado a cómo cada persona se percibe y cómo quiere mostrarse. Por ejemplo, optar por un nuevo color puede significar rebeldía, búsqueda de renovación o reafirmación de un rasgo personal.
El dermatólogo Ramón Grimalt, de la Universidad de Barcelona, sostiene que el cabello forma parte del lenguaje no verbal: expresa estados emocionales y comunica rasgos sociales. En este sentido, un cambio de look puede simbolizar frescura, fortaleza o la superación de etapas complejas.
Qué significan los colores más elegidos
- Gris o platino: alternativo y sabiduría.
- Cobrizo o pelirrojo: creatividad e intensidad.
- Rubio: inteligencia y seducción.
- Castaño o negro: fuerza y cercanía.
En definitiva, cambiar seguido de color de pelo no es solo estética, sino una forma de proyectar la identidad personal y conectar emociones con la imagen. Según informó C5N, esta práctica seguirá ganando espacio en un mundo donde el cabello se convierte en un medio de comunicación no verbal.