Dos allanamientos realizados en el conurbano bonaerense aportaron nuevas pistas en la investigación por el triple crimen de Brenda Del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez. Aunque no hubo detenciones ligadas directamente a los homicidios, los procedimientos permitieron secuestrar armas, municiones y obtener informantes.
El primer operativo se concretó en Florencio Varela, en una vivienda señalada por un chofer de aplicación. El conductor declaró que llevó a un hombre “embarrado y con una pala y un parlante” desde la casa donde mataron a las jóvenes hasta ese domicilio. Los investigadores no hallaron al sospechoso, pero incorporaron elementos de interés y testimonios.
En medio del procedimiento, una vecina aportó herramientas que el buscado le había dejado días antes. Entre ellas estaba una pala que coincidía con la descripción brindada por el chofer, lo que fortaleció la hipótesis sobre la participación del señalado en las tareas posteriores a los asesinatos.
Horas más tarde se desarrolló un segundo allanamiento en Isidro Casanova, en un complejo de departamentos donde solía residir el narco peruano apodado “Pequeño J”. Allí se encontró a una mujer identificada como expareja del fugitivo, quien aportó datos sobre sus movimientos recientes.
Según fuentes de la investigación, “Pequeño J” cambia con frecuencia de domicilio y evita rastros electrónicos. No utiliza billeteras virtuales y procura desplazarse sin dejar huellas financieras, lo que complica su localización.
Durante la pesquisa en Casanova se secuestró un arma cargada con trece balas y cajas con cincuenta municiones. Los efectivos también hallaron cuadernos con anotaciones, cartas y transferencias en dólares a Perú. Todo ese material fue incorporado al expediente.
El operativo dejó además un DNI cortado, presuntamente usado para modificar identidades, y documentación vinculada a familiares del prófugo. Los investigadores sospechan que esas maniobras forman parte de la estrategia del narco para moverse de manera encubierta.
La información reunida permitió confirmar que “Pequeño J” y el primer peruano detenido en la causa son oriundos del mismo pueblo. Las autoridades sostienen que esa relación de larga data explica la solidez de la organización narco.