La Asociación del Fútbol Argentino tomó una medida drástica para proteger a los clubes formadores: los futbolistas juveniles que decidan emigrar utilizando el mecanismo de la patria potestad no serán convocados a ninguna de las selecciones nacionales juveniles.
Esta decisión, impulsada por el presidente Claudio Tapia y su Comité Ejecutivo, es una respuesta directa al caso del mediocampista de River, Luca Scarlato. Según TyC.
La norma busca defender la inversión que los clubes realizan en sus divisiones inferiores. Los dirigentes afirman que un club no solo entrena a un jugador, sino que también se encarga de su educación, alimentación, desarrollo de valores y contención. Por eso, cuando un talento se marcha sin firmar su primer contrato profesional, la institución se ve imposibilitada de recuperar ese esfuerzo formativo.
El caso que encendió la alarma: la salida de Luca Scarlato de River
La medida se enmarca en el escándalo por la partida de Luca Scarlato, una de las joyas de las inferiores de River Plate de 16 años. El mediocampista, que era capitán de su categoría y formó parte del equipo que ganó la Copa UC Sub-16 en Chile con la selección argentina, decidió no firmar su primer contrato profesional. De esta forma, River no recibirá indemnización alguna y solo percibirá los derechos de formación si el jugador firma en el futuro con otro club.
Desde el club, responsabilizan de la situación a su representante, Martín Guastadisegno, quien tiene antecedentes similares con jugadores como Matías Soulé de Vélez y el propio Joaquín Panichelli, quien también dejó River por esta vía en 2022. Gabriel Rodríguez, coordinador general del fútbol formativo de River, señaló que el club negoció desde marzo para retenerlo, incluso con la presencia del presidente Jorge Brito, pero que fue el entorno del jugador el que frenó cualquier acuerdo.
La versión familiar: denuncias de desprotección y falta de proyecto
La madre de Luca Scarlato, Lorena Cuervo, ofreció una versión completamente opuesta en entrevistas con DSports Radio. En su relato, alega que el club descuidó a su hijo y ejerció presión. Acusó a River de haber hecho jugar al joven durante dos meses con una pubalgia sin los cuidados médicos adecuados para no perderlo los fines de semana.
Además, afirmó que nunca les presentaron un proyecto deportivo claro y que sufrieron «amenazas», como la sugerencia de que, si no firmaba el contrato, no sería convocado a la selección argentina. Respecto al representante, defendió a Guastadisegno, a quien describió como parte de la familia y negó que su interés fuera económico. «Nos movemos por el sueño de nuestro hijo, no por la plata», declaró. Desde River, Rodríguez calificó estos dichos como «una infamia» y negó rotundamente que Scarlato haya jugado lesionado.
Un precedente con efecto disuasivo y un futuro incierto para el talento
Esta no es la primera vez que la AFA usa el acceso a las selecciones como una herramienta para influir en las decisiones de los juveniles. Un precedente se dio con Ian Subiabre, otro talento de River, a quien se le advirtió que solo podría disputar el Mundial Sub-20 si firmaba su contrato profesional, lo que finalmente sucedió. La medida busca ser un fuerte elemento disuasivo para futuros casos.
Mientras tanto, Scarlato, de 16 años, habría acordado su incorporación al fútbol italiano, con Parma como destino más firme. Sin embargo, River ha iniciado gestiones con clubes europeos para que no lo contraten, y el AC Milan ya notificó oficialmente que no sumará al jugador. Su futuro profesional es ahora una incógnita, en un contexto donde el caso ha expuesto una profunda grieta en el sistema formativo del fútbol argentino.
El caso de Luca Scarlato no es una simple disputa contractual; es un síntoma de una problemática compleja. La nueva medida de la AFA pone un límite claro y genera un debate sobre cómo proteger la inversión de los clubes sin sacrificar el futuro de los jóvenes talentos. Más allá de las versiones cruzadas sobre presiones y desprotección, lo cierto es que el fútbol argentino pierde otro jugador formado en sus canteras sin recibir una compensación acorde. Mientras la familia Scarlato busca cumplir un sueño en Europa, River y el resto de los clubes formadores esperan que esta sanción sirva para que los futuros «Lucas» elijan un camino diferente.




