Durante años, algunos alimentos fueron demonizados por supuestos efectos negativos sobre la salud.
Sin embargo, nuevas investigaciones científicas los reivindican y demuestran que, consumidos con moderación, pueden ser aliados clave de una dieta equilibrada. Según Ámbito, productos como el café, las papas o los huevos vuelven a ser bien vistos por los nutricionistas.
Mitos derribados: la ciencia le da revancha a ciertos alimentos
Las reglas de la nutrición están cambiando. Estudios recientes de instituciones como la Harvard T.H. Chan School of Public Health y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) revelan que alimentos antes considerados “malos” pueden tener beneficios concretos para la salud si se consumen en la medida justa.
Los especialistas coinciden en que el secreto está en el equilibrio, la preparación y la frecuencia. Estos son los siete alimentos que recuperaron su reputación, según los expertos de Verywell Health.
Café: antioxidante y protector cardiovascular
Durante décadas fue acusado de causar nerviosismo y problemas cardíacos. Hoy se sabe que el café, en dosis moderadas, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y la mortalidad general. Un metaanálisis del National Heart Institute, con más de 450.000 participantes, confirmó que entre dos y tres tazas diarias aportan antioxidantes y compuestos bioactivos con efectos positivos.
Papas: energía y nutrientes según la cocción
Las papas, injustamente etiquetadas como fuente de “carbohidratos vacíos”, pueden ser muy saludables si se preparan hervidas, al vapor o al horno. Son ricas en fibra, potasio y vitamina C, y su valor nutricional depende del método de cocción. Evitar las frituras es clave para aprovechar sus beneficios.
Verduras congeladas: frescura que se conserva
Contrario a la creencia popular, las verduras congeladas no pierden nutrientes. Según Harvard, el proceso de congelación en su punto óptimo de madurez permite conservar vitaminas y minerales. Además, su practicidad las convierte en una opción ideal para mantener una alimentación variada y económica durante todo el año.
Huevos: fuente natural de proteínas
Durante años se los relacionó con el colesterol alto, pero nuevos estudios publicados en The BMJ muestran que consumir un huevo al día no aumenta el riesgo cardíaco. Por el contrario, son una excelente fuente de proteínas, antioxidantes y vitaminas esenciales, ideales para un desayuno o almuerzo completo.
Pescado enlatado: omega-3 al alcance de todos
El atún, la sardina o el salmón en lata mantienen los ácidos grasos y proteínas de calidad que benefician al sistema cardiovascular. Además, son prácticos, accesibles y fáciles de incorporar en ensaladas o platos rápidos, sin perder su valor nutricional.
Soja: proteína vegetal con buena reputación
Lejos de afectar el sistema hormonal, la soja aporta grasas saludables, isoflavonas y proteínas vegetales. Harvard respalda su consumo como parte de una dieta balanceada, asociada con menor riesgo de enfermedades metabólicas y cardíacas.
Pochoclos: el snack saludable e inesperado
El clásico del cine tiene su versión sana: pochoclos inflados con aire caliente, sin manteca ni exceso de sal. Son granos integrales ricos en fibra y antioxidantes, ideales para calmar el hambre entre comidas sin recurrir a ultraprocesados.
Una nueva mirada sobre la alimentación
La ciencia redefine los límites de lo “saludable” y rescata alimentos que alguna vez fueron prohibidos. Con moderación, equilibrio y métodos de cocción adecuados, productos cotidianos pueden convertirse en pilares de una nutrición más flexible, accesible y sostenible.