Cada 11 de octubre, Argentina celebra uno de sus rituales más preciados: el Día del Asado Argentino, una tradición que trasciende lo culinario para convertirse en símbolo de identidad nacional y encuentro social.
El asado representa mucho más que una técnica culinaria: es una herencia cultural que viene desde los gauchos y se mantiene vigente en la actualidad. Según datos del IPCVA, el argentino promedio consume entre 45 y 50 kilos de carne vacuna anuales, manteniendo al asado como la preparación preferida para reuniones familiares y celebraciones. Une a generaciones, refleja el orgullo de una nación ganadera por excelencia.
Derribando Mitos Parrilleros
Contrario a la creencia popular, el asado perfecto no se limita a la carne vacuna. La parrilla argentina moderna incorpora cerdo, cordero, pollo, pescado e incluso vegetales, adaptándose a nuevos hábitos sin perder esencia. Otro mito que se desarma es el que cuestiona su valor nutricional: cuando se cocina correctamente, con control de grasas y carbón, la carne a la parrilla aporta proteínas de alta calidad y hierro biodisponible, componentes esenciales para una alimentación saludable.
La Exportación de un Símbolo Nacional
El asado argentino se convirtió en un embajador gastronómico mundial. Las exportaciones de carne vacuna superaron las 500 mil toneladas en 2024, con China, Chile, Alemania e Israel como principales mercados. Este posicionamiento internacional consolida al asado como marca país, junto al tango y el fútbol. Más que una comida, representa una filosofía de vida: la charla pausada, la mesa compartida y el respeto por el tiempo del fuego que, según los expertos, constituye el verdadero secreto de este ritual que cocina parte de la historia nacional en cada encuentro. Información extraída del medio Rosario3.