SanCor atraviesa un momento crítico y no hay margen para el error. La cooperativa con sede en Sunchales presentó ante la Justicia su esperado Plan de Crisis, un conjunto de medidas que busca garantizar la viabilidad de la empresa a corto y mediano plazo.
El objetivo principal es equilibrar sus finanzas, reactivar sus plantas y atraer inversores que permitan rescatar la histórica cooperativa del colapso.
El diagnóstico de la situación es claro: SanCor no tiene financiamiento bancario y el capital privado ha sido difícil de conseguir en los últimos años. Las plantas paralizadas, la reducción de producción y el creciente monto de deudas han desbordado las cuentas de la cooperativa. “La falta de capital de trabajo es el principal obstáculo para seguir operando”, indica el informe presentado ante el juez. En términos sencillos: sin dinero fresco, no hay manera de seguir funcionando.
El Plan de Crisis detalla los pasos a seguir, con un enfoque en vender activos no operativos (inmuebles y plantas en desuso) para reducir los pasivos y obtener dinero rápido. También se contempla la reestructuración de personal, que ya ha recortado un 54% de su dotación desde 2019. Sin embargo, la cooperativa sostiene que se necesitan más recortes para adaptarse al tamaño actual de la operación, lo que implicaría la reducción de 304 puestos adicionales.
Mariano Vainman, apoderado legal de SanCor, aclaró que “la urgencia de la situación requiere una respuesta rápida”. La presentación formal ante la justicia busca una audiencia lo antes posible para exponer los detalles del plan y poner en marcha los ajustes necesarios. Entre ellos, se prevé reactivar las plantas industriales mediante acuerdos con terceros, es decir, asociaciones con otras empresas que colaboren en la producción de manteca, quesos, crema y leche en polvo.
Algunas plantas, como las de Devoto, La Carlota y Balnearia, ya han vuelto a operar parcialmente gracias a acuerdos con empresas como Elcor S.A. y Saputto. No obstante, la recuperación total está aún muy lejos de los niveles previos a la crisis. Las ventas cayeron un 57% en los primeros meses del año, y la deuda acumulada sigue siendo un lastre.
A pesar de la reducción de personal y la baja de actividad, la cooperativa intenta mantener viva la llama con nuevas alianzas industriales. Pero el futuro es incierto: SanCor sigue dependiendo de capitales externos para reactivar la producción a gran escala. Sin este impulso, la cooperativa podría quedar atrapada en un círculo vicioso de deudas y recortes.
A nivel interno, la cooperativa ha comenzado a ajustar costos de mano de obra y otros servicios esenciales, aunque esto podría generar un impacto aún mayor en la estructura organizacional. En resumen, la cooperativa apuesta a una recuperación escalonada, con dos etapas bien definidas: primero, equilibrar los ingresos y egresos; luego, generar superávit para liquidar pasivos y salir del concurso preventivo.
El planteo judicial, aunque realista, no es un salvavidas definitivo. La suerte de SanCor dependerá de su capacidad para atraer inversores interesados en recuperar la cooperativa y de la posibilidad de negociar acuerdos con acreedores y proveedores. El mercado lácteo está más competitivo que nunca, y SanCor no tiene mucho tiempo para recuperar el terreno perdido.




