El Presidente brindó un show tras la renuncia de José Luis Espert como candidato de La Libertad Avanza.
En medio de un clima político agitado, el presidente Javier Milei presentó su nuevo libro «La construcción del milagro» en el estadio Movistar Arena, ubicado en el barrio porteño de Villa Crespo.
La presentación comenzó con una secuencia visual impactante: primero apareció en pantalla un cuerno que emitía un sonido penetrante y persistente y luego una sucesión de imágenes que mostraron grandes explosiones, edificios que se derrumbaban y escenas que recordaron a catástrofes atómicas. De acuerdo con El Cronista.
Durante casi un minuto, las pantallas proyectaron destrucción y fuego, mientras el estadio permanecía en penumbras y el público iluminaba con los celulares. En ese clima, irrumpió Javier Milei. Vestido con su clásico tapado de cuero, ingresó al estadio al ritmo de Panic Show, de La Renga, canción que se convirtió en su emblema desde la campaña presidencial.
Rodeado por decenas de militantes con remeras violetas de La Libertad Avanza -su «guardia pretoriana», como la describieron algunos asistentes-, el mandatario avanzó a los saltos hacia el escenario, mientras el público coreaba la letra del tema: «Soy el rey de un mundo perdido». El recorrido hasta el escenario fue caótico y fervoroso. Decenas de manos se extendieron para tocarlo y acompañarlo en su trayecto. La música se detuvo por unos instantes, pero la multitud siguió cantando a capela, antes de que el sonido regresara con fuerza y el presidente subiera finalmente a escena.
El primer acto tuvo al Presidente de frontman reversionando el clásico de Charly García «Demoliendo hoteles» y presentando uno por uno a los integrantes de su banda. Luego, ante una multitud enardecida, desafió: «Van a decir que son extras».
Presentación del libro de Javier Milei: los detalles
El evento, de acceso gratuito, combinó discurso político, performance musical y puesta en escena, con la participación de funcionarios, militantes y figuras cercanas al oficialismo. El mandatario ingresó escoltado por «Las Fuerzas del Cielo», agrupación que respalda su gestión, y fue acompañado en el escenario por «La Banda Presidencial», integrada por dirigentes como Bertie y Joaquín Benegas Lynch, la diputada Lilia Lemoine y el periodista Marcelo Duclós.
La presentación incluyó canciones con letras adaptadas a su ideario libertario y referencias a su recorrido desde la economía hasta la presidencia.
De qué se trata «La construcción del milagro»
El libro, editado por Hojas del Sur, reúne ensayos en los que Milei desarrolla los fundamentos económicos y filosóficos de su gobierno, con énfasis en la disciplina fiscal, la apertura de mercados y la defensa de las ideas de la libertad.
La obra también repasa los primeros meses de gestión y busca ofrecer una base teórica para las reformas impulsadas desde diciembre de 2023. La presentación se dio en un contexto de tensión interna en La Libertad Avanza, tras la renuncia de José Luis Espert a su candidatura, y fue interpretada como un intento del Presidente por recuperar la iniciativa política. El acto cerró con un discurso ante miles de asistentes, en el mismo escenario donde Milei había clausurado su campaña presidencial en 2023.
Tras la presentación musical, Milei tomó el micrófono y, en medio de los cánticos del público, lanzó una arenga cargada de tono épico. «Kirchnerista ¡Pudiste ganar un round, pero todavía no ganaste la batalla!», exclamó, antes de gritar que, «menos han ganado la guerra!» y agradecer la presencia de los asistentes.
«Quiero darles las gracias a cada uno de los que han hecho este esfuerzo para estar aquí», dijo el mandatario, mientras la multitud respondía con aplausos y banderas violetas. Luego, mencionó a su entorno más cercano: «A Karina Milei y a Santiago Caputo». También agradeció «a cada uno de los representantes de los partidos de La Libertad Avanza y de las distintas alianzas que hoy se están haciendo presentes acá».
El Presidente dedicó un tramo especial de su discurso a las agrupaciones juveniles del oficialismo. «También quiero darle las gracias a los jóvenes de La Libertad Avanza de todo el país, a la agrupación La Púrpura y a las Fuerzas del Cielo», dijo. Enseguida, elevó el tono y citó una de sus frases habituales: «La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo». El público respondió con el grito que se volvió marca registrada de sus actos: «¡Viva la libertad, carajo!».
Milei interpretó, luego, «No me arrepiento de este amor», en la versión punk de Ataque 77. «Lo que pasa es que a nosotros nos gusta el punk», explicó antes de comenzar.
Con humor, dijo que, cuando el publico cantaba, le servía «para descansar», recordando que «hasta las seis de la tarde estuve laburando». Luego, acompañado por su banda presidencial, entonó el clásico popularizado por Gilda y reversionado por Ataque 77, mientras el público acompañaba con palmas.
Tras esa interpretación, el Presidente siguió con «Dame Fuego», de Sandro, y anunció: «Bueno, yo creo que está faltando un poquito de fuego en el show. Dije que faltaba fuego, a ver… ahora hay fuego». E inmediatamente surgió el fuego con efectos especiales en el escenario. «Perdón a Sandro, perdón a Ataque 77, voy a tratar de hacer lo mejor que puedo», dijo antes de comenzar, en tono distendido.
Las pantallas del Movistar Arena se encendieron con animaciones de llamas y luces rojas, mientras Milei marcaba el ritmo con gritos que se mezclaban con la percusión. El segmento concluyó entre aplausos y un coro del público que coreaba su nombre al grito de «¡Viva la libertad, carajo!».
La narrativa visual no se detuvo ahí. En una nueva secuencia proyectada en las pantallas, el tono se tornó aún más provocador: aparecieron logos de medios de comunicación reconocidos, que eran blanco de disparos en una estética que remitía a videojuegos de guerra. Las imágenes, cargadas de violencia simbólica, se sucedían con ritmo vertiginoso, mientras una voz en off repetía una y otra vez: «Operetas, operetas».
En medio de esa puesta en escena, irrumpieron figuras reconocibles del universo político y mediático argentino. Cristina Fernández de Kirchner apareció en pantalla, seguida por una representación digital de Axel Kicillof. Con ayuda de inteligencia artificial, la caricatura del gobernador se dirigía a la expresidenta para decirle, en tono conspirativo: «Lo pudimos parar», en alusión directa a Milei.
La escena, que combinaba sátira política, tecnología deepfake y una estética de videojuego distópico, generó reacciones efusivas en el público. Algunos aplaudieron con entusiasmo; otros, sorprendidos, grababan con sus celulares.
Tras la provocadora secuencia audiovisual, el tono del acto viró hacia un registro más solemne. Javier Milei tomó el micrófono y, antes de adentrarse en los ejes de su libro, dedicó un extenso tramo de su discurso a la situación en Medio Oriente. «Exigimos la pronta recuperación incondicional de todos los secuestrados, donde hay cuatro argentinos», afirmó. Pero no se detuvo ahí: utilizó el momento para trazar un paralelismo entre el conflicto en Gaza y su visión del enfrentamiento ideológico global.
«Israel es el bastión de Occidente», sentenció, y acusó a «los terroristas y la izquierda» de estar aliados en un intento por destruir la civilización judeocristiana. En su relato, el antisemitismo resurgente no es un fenómeno aislado, sino parte de una avanzada de los «wokes», los «socialistas de buenos modales» y aquellos que, según él, han usurpado el término «liberal». «Los liberals son de izquierda», dijo, y propuso en cambio identificarse como «conservadores, patriotas o libertarios».
El Presidente evocó los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel como heridas abiertas en la historia argentina, y denunció un nuevo episodio de violencia antisemita ocurrido recientemente: un ataque contra una familia judía que se preparaba para celebrar Sucot. «No vamos a permitir esta xenofobia que están tratando de instalar desde la izquierda», aseguró, mencionando la rápida intervención de sus ministros Mariano Cúneo Libarona y Patricia Bullrich, y de la diputada Sabrina Ajmechet.